Wednesday, December 2, 2015

Nuestra mirada sobre los Inmigrantes
Our look at the Migrants 
Notre regard sur les Migrants

par la Communauté des soeurs SSCC à Boissy Saint-Léger (France)


La palabra del Señor se dirigió a Jonás: “Levántate, ve a Nínive, la gran ciudad pagana y proclama el mensaje que te doy para ella”... (Jon 3,1).

No, ciertamente no somos Jonás. Somos la comunidad de hermanas de los Sagrados Corazones de Boissy Saint-Léger... y no hemos ido a Nínive (Ninawa en iraquí). ¡Es Nínive quien ha venido hacia nosotras, por la vía de un grupo de inmigrantes cristianos de Irak!

¿Cómo ha ocurrido esto? Una mujer iraquí, que vino a París hace más de 30 años, dueña de una bella propiedad en Saint Maur (ciudad vecina a Boissy), propuso a su parroquia acoger a 20 ó 30 inmigrantes iraquíes! Esto se hizo realidad. En este caso Iglesia y Estado actuaron en buen acuerdo. 

Una señora de la parroquia vino a preguntarnos: “En su convento ¿podrían organizar cursos de francés para los inmigrantes durante los meses de verano (de julio a octubre?)”. Después de una respuesta positiva, el 18 de julio, 12 iraquíes, hombres y mujeres, con edades entre los 18 a los 60 años, sin saber una palabra de francés, llegaron a casa acompañados, felizmente de su bienhechora, que hacía de intérprete.

Thérèse y Marie-Lucie los recibieron en el parque después de mediodía...las otras hermanas de la comunidad se les unieron. Muchas sonrisas, pocas palabras... Como os llamáis?... silencio... Me llamo... ¿y usted?... Poco a poco desfilaron los nombres: Zayta, Shamani,Elesh, Virgean, Warda, Viviane... nombres que en pocos días nos serían familiares. En ese primer día, los difíciles intercambios fueron motivo de risas pero, acompañadas por el sonido del viento en las hojas y el canto de los pájaros, permitieron rápidamente crear sólidas relaciones fraternas.

De esta manera los emigrantes vinieron a casa muchas veces a la semana, viviendo momentos de fraternidad y a la vez constructivos para aprender la lengua francesa. Con mucho pudor, fueron contando poco a poco sus historias de huidas zarandeadas, de pueblos saqueados... Nos quedamos sorprendidas –nosotras europeas a veces pesimistas –verlos sonrientes, a menudo alegres... Y descubrimos, simple y discretamente en lo vivido, sus esperanzas en Dios, su fe profunda, su confianza en la Providencia... y en nosotras!

El hecho de haber llegado en familia también es un apoyo. Un día, para darnos las gracias, cantaron en la capilla el Padrenuestro en arameo, la lengua de Jesús.

Poco a poco las familias fueron realojadas en las afueras de París. Algunas quizás continúen viniendo a “ver a las hermanas”.

Al mismo tiempo que acogíamos a los iraquíes, los cursos de francés se reiniciaron en CADA (Centro de Acogida a los solicitantes de Asilo). En el Centro y bajo la responsabilidad de la Ayuda Católica, se imparten los cursos de francés. El centro acoge a 85 refugiados. Más de 20 siguen los cursos de francés o de alfabetización (para los francoparlantes). Han emigrado de Erithrea, Guinea, Sudán, República del Congo, Sri Lanka, Bangladesh y otros).


Dos pequeños (?) hechos significativos: hace unos días, al final de los cursos de francés, llegó a CADA una joven mujer que había seguido los cursos de alfabetización durante más de un año. Su rostro estaba transformado por la alegría. Acababa de enterarse que su marido estaba vivo (ignoraba que había sido de él).Felicidad infinita... que nosotras participamos junto con sus compañeros.
Un poco más tarde, encontramos en el camino a un joven de Sri Lanka, “Ismael”. de natural, sonriente y amable. Con el rostro pálido nos contó que su pedido de asilo había sido negado. Dolor, sufrimiento...Y es así como compartimos sus alegrías y penas que llevamos a la comunidad en nuestra oración.

Dos hermanas de la comunidad y 3 laicas damos clases de francés a los solicitantes de asilo: refugiados políticos y otros. Para nosotras es una fuente de apertura al mundo que sufre, el descubrimiento de culturas diferentes. Es una riqueza que recibimos de aquellos que nos interpelan y nos hacen vivir el “dar y recibir”. Ashok, Ismael, Marahed, Samson, Béatrice, Mwanda, Zaya y todos aquellos que buscan desesperadamente ser acogidos, os lo confiamos a vuestra oración, amigos lectores. Muchas gracias.


Respuesta a la llamada del Papa para acoger a los migrantes.
Las hermanas de Francia han dado otro paso en la ayuda a los refugiados, en respuesta a la llamada del Papa para acoger refugiados en casas de propiedad religiosa. Hace unos meses se cerró la casa de Dreux. Un sueño se hizo realidad rápidamente. Tras los contactos con el obispo de Chartres y la Prefectura de Eure-et-Loir, los pasos fueron rápidos y eficaces. Tanto es así que, en estos días quince “migrantes Calais” viven en nuestra casa de Dreux.

Con la ayuda de Dreux GIP (Grupo de Interés Público) y algunos amigos, los muebles y otros objetos de nuestra casa que parecieron innecesarios para los nuevos inquilinos, se almacenaron en la capilla que no va a ser ocupada. Las habitaciones han sido equipadas con literas, lo que permite una acogida más útil al grupo. La cocina y la sala de comunidad las han visto muy adecuadas para el servicio requerido.

A los responsables, les ha gustado la casa por su tamaño, su entorno, su proximidad a los servicios sociales y administrativos y al hospital. ¿Quién hubiera imaginado esto hace cuarenta años, cuando estaba en construcción? Los caminos del Señor son insondables, imprevisibles...

Para poner en marcha los locales de forma oficial, se ha firmado un acuerdo tripartito entre la Prefectura, la provincia y el GIP de Francia. El contrato será hasta el 31 de marzo 2016.

Estamos muy contentas de haber respondido, a través de esta acción, a la llamada del Papa Francisco sobre la acogida a los emigrantes, cuya situación es preocupante, especialmente en este momento en que el invierno comienza a dejarse sentir en nuestro país. Estamos convencidas de que la Buena Madre habría hecho todo – y aún más – en la realidad en la que nos encontramos hoy.







Our look at the Migrants
The word of the Lord spoke to Jonah:  “Arise, go to Nineveh, the great pagan city, proclaim the message that I give you on it ...” (Jonah 3,1).

No, we are not Jonah, we are the Sisters of the Sacred Hearts community in Boissy Saint Léger ... and we do not go to Nineveh (Ninawa, Iraq) It is Nineveh, who came to us via a group of Iraqi Christians migrants!

How did it happen? An Iraqi woman that arrived in France over 30 years ago owns a beautiful property in Saint Maur (a town nearby Boissy). She proposed to her parish to host 20-30 Iraqi migrants! This was done, Church and State doing well together in this situation...

A parishioner came to ask us: “In your ‘convent’, can you organize French courses for them during the summer months (July to October?)”.

Having given a positive answer, on July 18 12 Iraqi (men and women) arrived, aged 18 to 60 years, not knowing a word of French, fortunately accompanied by their benefactress who was the interpreter.

Thérèse and Marie-Lucie welcomed them in the park for the afternoon... the other sisters of the community joined them gradually. Many smiles, few words.... “What is your name?... Silence... My name is... and yours ...?” Gradually the names: Zaya, Shamani, Elesh, Virgean, Warda, Viviane, are known... and became familiar to us. On this first day, the difficult exchanges are source of laughter, accompanied by the wind in the leaves, and birdsongs, but they will soon allow strong fraternal relations.

And so, several times a week, they will exchange with us fraternal and constructive times... in French! With great modesty, their stories gradually leak out and express distress, the ransacking of their villages... We are surprised – we Europeans so often pessimistic – see them smiling, and often happy... So we discover their hope in God lived simply and discreetly, unwavering faith, their trust in Providence and in us... !!! The fact of having arrived as a family is also very supporting. One day, they sang in the chapel to say thank you, the Lord's Prayer in Aramaic, the language of Jesus!
Gradually, families are rehoused one after the other in the Paris suburbs. Some of them will probably keep coming back “see the sisters”!

At the same time that we welcome the Iraqis, French classes are resumed at the CADA (Reception Centre for Asylum Seekers). There, at the Centre and under the responsibility of Catholic Relief the French classes are given. The center has 85 refugees. More than 20 are taking French courses or literacy (for French speakers). They come from all directions (Eritrea, Guinea, Sudan, Democratic Republic of Congo, Sri Lanka, Bangladesh...).

Two little significant facts: Just a few days at the end of French courses at CADA, a young Guinean woman who had attended literacy classes for over a year, came back to us. Her face was transformed by joy because she had just learned that her husband was alive (she did not know what had become of him...)!!! Endless happiness that we shared with the social partners...

After a while, we met on the way a young Sri Lankan, “Ishmael”, who is usually smiling and kind, his face was distorted, he tells us that his asylum application has been rejected... Pain, suffering! ... This is how we share their joys and sorrows, and we carry them in our community prayer.
We are two sisters of the community and three lay people who give French courses for asylum seekers: political refugees or others. That is, for all of us a source of openness to the world that suffers, discoveries of very different cultures, wealth received from those who challenge us and make us live the “give and take”.

Ashok, Ishmael Marahed, Perera, Samson, Beatrice, Mwanda, Zaya and all those who are desperately seeking a home, we entrust them, readers, to your prayers. Thank you.


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A Response to the Pope’s call to offer hospitality to migrants. The sisters of France have taken another step in helping refugees, in response to the Pope´s call to receive refugees in houses of religious communities. A few months ago the house of Dreux was closed. Quickly, a dream came true. Once contacts were made with the bishop of Chartres and the Prefecture of Eure-et-Loir, the procedure was rapid  and effective. So much so, in fact  that  fifteen "Calais migrants" are right now being welcomed into our house of Dreux.

With the help of the GIP from Dreux (Public Interest Group) and a few friends, the furniture and other objects that were not considered to be of use for the new tenants, were put into the chapel which is not going to be used. The rooms were fitted with bunk beds, which allows the reception of a more substantial number; the kitchen and the community room were declared adequate for the service which is required.

In fact, the house appealed because of its size, its location and its closeness to social and administrative services and the hospital. Who would have imagined that, forty years ago when it was under construction? The Lord’s ways are unfathomable and unpredictable…

In order to make the availability of the premises official, a tripartite agreement was signed between the Prefecture, the GIP and the Province of France. The agreement will last until the 31st March 2016.


We are really happy to have responded to Pope Francis’ call to welcome migrants through this action. Their fate is indeed a cause for concern as winter begins to make its presence felt in our country. We are convinced that the Good Mother would have done as much, and more, in the reality which is ours today.





Notre regard sur les Migrants

La parole du Seigneur s’adressa à Jonas : « Lève-toi, va à Ninive, la grande ville païenne, proclame le message que je te donne sur elle »… (Jon 3,1).

Non, nous ne sommes pas Jonas, nous sommes la communauté des Soeurs des Sacrés-Coeurs, à Boissy Saint-Léger… et nous ne sommes pas allées à Ninive (Ninawa en Irak), c’est Ninive qui est venue à nous, via un groupe de chrétiens migrants d’Irak !

Comment cela s’est-il passé ? Une femme irakienne, arrivée en France depuis plus de 30 ans, propriétaire d’une belle propriété à Saint Maur (ville voisine de Boissy) a proposé à sa paroisse d’accueillir 20 à 30 migrants irakiens ! Ceci fut fait, Eglise et Etat faisant bon ménage dans cette situation…

Et une paroissienne vient demander : « Dans votre « couvent », pouvez-vous organiser des cours de français pour eux pendant les mois d’été (de juillet à octobre ?) ».

Ayant donné une réponse positive, le 18 juillet, 12 irakiennes et irakiens arrivent, âgés de 18 à 60 ans environ, ne sachant pas un mot de français, accompagnés heureusement de leur bienfaitrice qui a fait l’interprète.

Thérèse et Marie-Lucie les accueillent dans le parc pour l’après-midi… les autres soeurs de la communauté les rejoignent. Beaucoup de sourires, peu de paroles…. « Comment vous appelez-vous ?.... silence… Je m’appelle… et vous ?... » Peu à peu les noms : Zaya, Shamani, Elesh, Virgean, Warda, Viviane,… défilent et vont nous devenir familiers. En ce premier jour, les échanges difficiles mais source de fous rires, accompagnés du vent dans les feuilles, du chant des oiseaux vont vite permettre des relations fraternelles solides.


Et c’est ainsi, plusieurs fois par semaine, qu’ils viendront vivre des moments fraternels et… constructifs en langue française ! Avec beaucoup de pudeur, ils raconteront peu à peu leur histoire de fuite éperdue, leurs villages saccagés... Nous sommes étonnés – nous, européens si souvent pessimistes – de les voir souriants, souvent joyeux… Et nous découvrons, vécus simplement et discrètement, leur espérance en Dieu, leur foi indéfectible, leur confiance en la Providence… et en nous !!! le fait d’être arrivés en famille est aussi un soutien. Un jour, ils ont chanté, à la chapelle, pour nous dire merci, le Notre Père en araméen, la langue de Jésus !

Peu à peu, les familles sont relogées les unes après les autres, dans la banlieue parisienne. Quelques-uns d’entre eux vont peut-être continuer à revenir « voir les Soeurs » !

En même temps que nous accueillons des Irakiens, les cours de français reprennent au CADA (Centre d’Accueil des Demandeurs d’Asile). Là, c’est au Centre et sous la responsabilité du Secours Catholique que les cours de français sont donnés. Le centre compte 85 réfugiés. Plus de 20 suivent des cours de français ou d’alphabétisation (pour les francophones). Ils viennent de tous azimuts (Erythrée, Guinée, Soudan, République Démocratique du Congo, Sri Lanka, Bangladesh…).

Deux petits ( ?) faits significatifs : Il y a quelques jours, à la fin du cours de français, au CADA, est arrivée une jeune femme guinéenne qui avait suivi les cours d’alphabétisation pendant plus d’un an. Son visage était transformé par la joie car elle venait d’apprendre que son mari était vivant (elle ne savait pas ce qu’il était devenu…) !!! Bonheur sans fin que nous partageons avec les partenaires sociaux.

Un peu plus tard, sur le chemin nous rencontrons un jeune Sri Lankais, « Ismaël », habituellement souriant et aimable. Le visage décomposé, il nous apprend que sa demande d’asile est rejetée… Douleur, souffrance !... C’est ainsi que nous partageons leurs joies et leurs peines, et nous les portons en communauté dans notre prière.

Nous sommes deux soeurs de la communauté et 3 laïques à donner des cours de français à des demandeurs d’asile : réfugiés politiques ou autres. C’est, pour nous toutes, une source d’ouverture au monde qui souffre, de découvertes de cultures très différentes, de richesses reçues de ceux qui nous interpellent et nous font vivre le « donner et recevoir ».

Ashok, Ismaël, Marahed, Perera, Samson, Béatrice, Mwanda, Zaya et tous ceux qui cherchent désespérément un accueil, nous les confions à votre prière, lecteurs et lectrices. Merci.


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Réponse à l’appel du Pape  d’accueillir les migrants
Les sœurs de la France ont répondu à l'appel du Pape d’accueillir les réfugiés dans des maisons de religieux. Il y a quelques mois, la maison de Dreux a été fermée. Un rêve est devenu rapidement une réalité. Suite à des contacts avec l’évêché de Chartres et la Préfecture d’Eure-et-Loir, les démarches ont été rapides et efficaces, à telle enseigne qu'en ces jours une quinzaine des « migrants de Calais » sont hébergés dans notre maison de Dreux.

Avec l’aide du GIP de Dreux (Groupement d’Intérêt Public) et de quelques amis, les meubles et autres objets, jugés inutiles pour les nouveaux locataires ont été remisés dans la chapelle qui ne sera pas occupée. Les chambres ont été équipées de lits superposés, ce qui permet un accueil plus conséquent ; la cuisine et la salle de communauté ont été déclarées très adéquates pour le service requis.

Au fond, la maison a séduit à cause de sa taille, de son environnement, de sa proximité des services sociaux et administratifs et de l’hôpital. Qui aurait imaginé cela il y a quarante ans, lorsqu’elle était en construction ? Les chemins du Seigneur sont insondables, imprévisibles…

Pour officialiser la mise à disposition des locaux qui va durer jusqu’au 31 mars 2016, une convention tripartite a été signée entre Préfecture, GIP et Province de France.

Nous sommes vraiment heureuses d’avoir répondu à travers cette action à l’appel de notre pape François d’accueillir des migrants dont le sort est bien préoccupant à l’heure où l’hiver commence à faire son apparition dans notre pays. Nous sommes persuadées que la Bonne Mère en aurait fait autant - et plus - dans la réalité qui est la nôtre aujourd’hui.



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