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Sunday, April 6, 2014



Fe y amistad    Amigos y amigas de Jesús

por Matías Valenzuela sscc (Chile)

            La fe en Jesús se profundiza en la relación con él, en el caminar diario y uno de los modos más hermosos de vivir esa relación es la amistad. La amistad con Jesús le da carne a esta relación, la humaniza y la lleva a altísimos niveles de intimidad.

Al mismo tiempo la fe otorga a la amistad su máxima hondura, porque la coloca en el telón de fondo del Amor de Dios que nos permite afirmar que este amigo nos ha elegido desde siempre y para siempre. Nos permite decir que este amigo habita hoy en nuestros corazones y que nos espera para celebrar el banquete de las moradas eternas.

La amistad nos habla de relaciones libres, incondicionales, gratuitas, fieles, entrañables, que son fuente de una inmensa alegría. La amistad es uno de los platos fuertes de la vida decía Octavio Paz (poeta mexicano). En este año de la fe estamos llamados a profundizar nuestra relación con Jesús, para ello miremos cómo se relacionó él con sus amigos más cercanos y así también podremos preguntarnos cómo nos relacionamos nosotros con él, así como con todos aquellos que están a nuestro alrededor y que llevamos en el corazón.

La amistad de Jesús con sus discípulos se desarrolla de modo diverso, según el modo de ser de cada uno de ellos. Para ahondar  en esto veamos algunos aspectos de su relación con tres de sus discípulos, María Magdalena, Pedro y el “discípulo amado”.

El discípulo amado, que conocemos a través del cuarto evangelio es el ícono del amigo de Jesús, porque él es muy cercano a su maestro. Lo vemos sentado al lado de Jesús en la última cena e inclinado sobre su pecho. Es una imagen a través de la cual se expresa la escucha del corazón. Esto significa acercarse a la intimidad del maestro, escuchando la Palabra y así conocer y amar a Jesús y a través de él al Padre en el Espíritu. Este mismo discípulo es el que permanece junto al maestro a los pies de la Cruz, no escapa, no se va, no se asusta, permanece con él hasta el final. Es él quien acoge en su casa a la madre de Jesús en representación de todos nosotros, de todos aquellos que caminamos tras las huellas de Jesús.

Aún más, es él quien entiende qué cosa quería decir Jesús respecto a la resurrección cuando ve el sudario en la tumba vacía. Y es él quien sobre la barca, después de una oscura noche sin haber podido pescado nada, reconoce a Jesús resucitado y grita, ¡es el Señor! Por todo ello podemos decir que el “discípulo amado” es el paradigma del amigo de Jesús, que conoce y ama a su maestro, que lo acompaña siempre y lo reconoce después de la muerte.

Ahora bien, cada discípulo realiza un recorrido de amistad con Jesús según su manera de ser y su historia, que no es lineal, es decir, tiene diversos momentos que lo van haciendo particular y único. Esto lo podemos ver en otros dos discípulos de Jesús, Pedro y María Magdalena.

Pedro es un hombre apasionado, fuerte, que quiere ser fiel, pero tiene puesta su confianza en sus propias fuerzas, que le flaquean en el momento decisivo y es vencido por el temor. Lo vemos con una espada en el huerto de los olivos, donde le corta la oreja a uno de los servidores del Templo. Usa la violencia en el momento en que Jesús ha decidido entregarse en las manos de Dios y de los hombres. Pedro esto no lo entiende. Él se encuentra sumido en la oscuridad y en la confusión. El máximo fracaso, la máxima pérdida. Pero el Señor una vez más lo buscará y le ofrecerá la posibilidad de la reconciliación, del reencuentro, del perdón y del amor. Y no solamente ello, sino que además le encomendará la máxima misión, guiar y cuidar a su pueblo. Es una amistad en que la fidelidad se hace fuerte y definitiva después de una gran caída, porque Jesús ofrece su confianza siempre de nuevo y Pedro es capaz de reconocer su debilidad y abrirse a la gracia que se le ofrece.


María Magdalena es una mujer sanada por Jesús. Se hizo su discípula y lo siguió hasta más allá de la muerte. Ella busca al Señor en la tumba y no lo reconoce, llora y sufre. Su manera de amar todavía la hace permanecer en la oscuridad. Y justamente en ese momento Jesús la llama por su nombre, María, le habla en la intimidad y la sitúa delante de su identidad, de mujer, de hija de Dios, de discípula amada por Jesús y es ahí, precisamente, que ella lo reconoce vivo. “Rabbuni! Maestro!” Podemos casi escuchar lo que ella le dice: Maestro mío, tanto te he buscado y eres tú el que viene a mi encuentro, ¡estás vivo!”. Podemos pensar en la gran alegría y en el gran amor que atraviesa este encuentro. Con todo, Jesús, en ese momento, invita a María a crecer y a abrirse a una manera nueva de amar.

Él le dice, no me retengas, debo ir al Padre mío y Padre de ustedes. La conduce hacia un modo de amar donde él permanece, para siempre, en Dios y en el interior de su corazón, con una fuerza y una luz nueva, aquella de la Resurrección, que vence todo temor y toda enfermedad, que vence la muerte y le confiere una misión. Ya no es sólo discípula ahora es también apóstol (enviada, testigo, misionera), porque es la primera en ser enviada a proclamar que Jesús está vivo, ha resucitado y los espera en Galilea.

En esta relación de amistad también vemos un recorrido no lineal, hay un acercamiento, el ser llamada por el nombre, encontrando la propia identidad y reconociendo a Jesús vivo, a quien se ama entrañablemente y de modo único, pero al mismo tiempo abriéndose a un amor compartido con otros y con una misión.


Conclusiones:

Los amigos de Jesús son aquellos que lo aman y lo buscan. Son aquellos que se sientan con él a comer en torno a una mesa y, aún más, reciben como alimento su propia vida. Él mismo se hace comida y bebida de sus amigos, anticipando la fiesta definitiva del el Reino de los Cielos. En este sentido la amistad con Jesús tiene una dimensión escatológica, que mira lejos, más allá de todo.

Los amigos de Jesús son aquellos que escuchan su Palabra con el corazón y la hacen viva a través del amor a Dios y al prójimo y sobre todo el amor a los pobres y a los que sufren. Es a través de la comunión, de la fraternidad, de la belleza de la Creación y de las heridas del mundo, que reconocen al Señor resucitado.

Pero también son aquellos que caen, que tienen miedo, que en ocasiones pierden la confianza y ven todo oscuro. Pero siguen buscando y son alcanzados por Jesús y se abren a la posibilidad de la reconciliación. Son aquellos llamados por su nombre, que escuchan la llamada y aprenden una nueva forma de amor.








Friday, November 15, 2013

Homilía del P. Gonzalo Barrón Nanclares, mártir sscc



Gonzalo Barrón Nanclares nació en Ollauri (La Rioja) el 24 de octubre de 1899.

   Predicador infatigable, su gran empeño fue extender el reinado del Sagrado Corazón: Quiero ser, decía, el pobre trovador de sus misericordia. Promovió la Entronización del Sagrado Corazón y la Adoración Nocturna en el Hogar.

   Muy conocido en Madrid por haber predicado en el Cerro de los Ángeles. Detenido, declaró: Soy sacerdote, he ido en peregrinación al Cerro de los Ángeles y predicado muchísimas veces, porque ésta era mi misión.


Fue fusilado en la afueras de Madrid en los Altos del Hipódromo el 2 de septiembre de 1936.












Homilía del P. Gonzalo Barrón Nanclares sscc
V.C.J.S.
El Evangelio a los Pobres
Programa de Jesús en la Sinagoga de Nazaret
Después de su austero retiro y de su victoriosa lucha en el Desierto, comienza Jesucristo la obra de su predicación en Galilea.
¿Por dónde empieza?
Como todo hombre que surge entre los hombres para llevar a cabo una misión o una enseñanza, presenta sus credenciales a la autoridad del país: el mandato recibido, en nombre de quien habla, etc. Luego pasa a inaugurar su empresa: ha izado ya su bandera. Tal es la solemnísima escena que el Evangelio de San Lucas sitúa en la Sinagoga de Nazaret.
Los que le escuchaban: “¿De dónde le viene a éste una tal sabiduría y poder? ¿No es el hijo de un obrero y no es su madre María? ¿De dónde le viene todo esto?”
“Fuele dado el Libro del Profeta Isaías…” todos tenían fijos en Él los ojos. “La escritura que acabáis de oír hoy se ha cumplido.”
Libertador universal de la humanidad doliente.
En Belén y en Nazaret había sido Jesús hermano de los pobres… Ahora comienza a declararse su Redentor. Ha arrollado el volumen de la Ley; se ha cerrado el ciclo de la profecía mesiánica, y queda abierto el de la Ley evangélica.
Mientras Jesús hablaba todos los ojos estaban fijos en Él: “Omnium oculi erant intendentes in eum”. No eran sólo las miradas de un puñado de hombres. Eran además las miradas de los oprimidos, cautivos, hombres de corazón lacerado. Y de los ciegos de toda la tierra. ¿Dónde dejaríamos de encontrarlos?... Allí estaban los esclavos de la elegante Grecia, de los cuales había dicho Homero antes de Platón que “cuando Júpiter hace un hombre esclavo, le quita la mitad del alma”. Estaban los forzados de la ergástula romana, aquellos para quienes había escrito Catón esta espantosa frase de estoico menosprecio: “tam viles quam nulli”. Estaban los prisioneros de guerra… Las familias de los dolientes.
Los ciegos eran la humanidad entera, cegada por el príncipe de las tinieblas, sentados bajo la sombra lúgubre y glacial de la muerte.
¿Cómo no había de estremecerse de gozo toda esta humanidad doliente, llamada por Aquél que la invitaba a recobrar la libertad, la luz y la vida?
A pesar de todo, surge la división al lado mismo de Jesús y a propósito de sus palabras: “¿No es éste el hijo de María, cuyos parientes viven entre nosotros?”
Aquella profesión de fe, aquella invitación constituía una novedad adorable, pero inverosímil. ¿Qué doctrina había buscado hasta entonces discípulos entre las masas?
Las teocracias egipcias y orientales, escondían en el interior de sus santuarios la doctrina esotérica, que era confiada a unos pocos iniciados. La verdad era la estatua velada de Isis.
La filosofía griega, sólo abría sus pórticos y jardines a la fina aristocracia de los intelectuales de Atenas. Se ha dicho de Sócrates que ni siquiera había intentado hacer prosélitos en la calle donde habitaba… Rousseau: “Si tuviera la mano llena de verdades, me guardaría muy mucho de abrirla.” Flaubert declara que siente horror por el pobre bípedo humano, y quisiera ver a la humanidad y todo cuanto a ella se refiere, envilecido, infamado, abochornado…
En Jerusalén, algo parecido. Los rabinos habían transformado la religión en ciencia árida y complicada. “El ignorante sin letras no tiene derecho alguno, no se le saluda cuando pasa”…
Para Jesús: Todos los pobres son los preferidos; se dirige desde un principio al alma popular.
“Oh, alma humana, quiérote sencilla, inculta e ignorante, no cual te han hecho las escuelas, que nada han añadido a la Naturaleza. En la calle, en la encrucijada, en el taller, es donde iré a buscarte…” (Tertuliano)
Se ha cumplido la Escritura. En la Iglesia católica… La caridad ha formado las instituciones más admirables y numerosas… Sus más insignes siervos, sus héroes y sus mártires.
Cristianismo integral. = Redención, que tiene por objeto la liberación y el rescate de la doble esclavitud temporal y espiritual, de la carne y del alma; del cuerpo, mediante la justicia y la caridad; del alma, mediante la luz, la santidad y la gracia.
Se engañan: Los que aceptan el Cristianismo tan sólo como una acción social, o los que lo conciben sólo como doctrina mística.
“¡Vayamos al pueblo!”
Tal es nuestro deber. Esta palabra resultaría fría, si no significase aquella caridad que nos vincula al prójimo como nos vincula a Dios “con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas”.
Dice uno de los más convencidos y elocuentes amigos del prójimo: “La preocupación por el bien ajeno, no es ya la ocupación de un rato libre, sino que pasa a constituir el mismo fondo de la existencia.”
“El embellecimiento del pueblo es algo más que un sueño.” (Pestalozzi)



Wednesday, November 6, 2013

Mártires SS.CC. Palabras del P. Teófilo



“Que el espíritu heroico del Buen Padre,nuestro Fundador, lo heredemos sus hijos.Y si llegan días malos, estemos firmes en nuestra fe y decididos a trabajar por ella”.
P. Teófilo Fernández de Legaria


Oración a los Mártires
Oh Dios, que eres Amor,
te damos gracias por nuestros mártires
Teófilo, Isidro, Gonzalo, Eladio y Mario.
Tú les llenaste
de un celo apasionado por anunciar tu Amor,
manifestado en el Corazón de tu Hijo Jesús
y en el Corazón de María,
su Madre y Madre nuestra.
Gracias porque les diste fortaleza tan grande
que les llevó a derramar su sangre
como testigos de tu Amor.
Te pedimos, por su intercesión,
nos concedas también a nosotros
contemplar, vivir, anunciar
y ser testigos de tu Amor.
Te lo pedimos por J.N.S. Amén.

“May we His sons inherit the heroic spirit of the Good Father, our Founder. And if difficult days come, may we be firm in our faith and determined to work for it.”
Fr. Teófilo Fernández de Legaria


Prayer to the Martyrs
Oh God, you who are love,
we give you thanks for the martyrs Teófilo, Isidro,
Gonzalo, Eladio and Mario, religious priests of
the Congregation of the Sacred Hearts of Jesus
and Mary and martyrs of the 20th Century in Spain.
You filled them
with burning zeal to proclaim your love,
manifested in the heart of your son Jesus
and in the heart of Mary,
his mother and our mother.
Thank you for giving them such great strength
that they were able to shed their blood
as witnesses of your love.
We ask, through their intercession,
that you grant us the grace
to contemplate, live, proclaim
and be witnesses of your love.
We ask this through our Lord Jesus Christ. Amen.