Entrevista a un novicio y a un prenovicio de México
Se trata de Manuel Pérez, prenovicio, originario del estado de Guerrero y de Edgar Bárcenas, originario del estado
de Hidalgo, próximo a profesar en la Congregación el próximo 21 de febrero 2014, en
su pueblo de origen I. Zaragoza.
Manuel, sabemos que estás en la etapa del postulantado de la
Congregación en nuestra provincia de México. ¿Cuál ha sido tu vivencia
religiosa en este tiempo?
Ha sido de una gran apertura, especialmente en esta etapa de conocimiento
de la Congregación, me he sentido muy bien en esta etapa, en la vivencia
comunitaria y en la comunidad de estudios filosóficos. Han sido vivencias de
relacionarme con la gente de distinta manera; se siente su cariño y aceptación
siempre; he aprendido que la escucha es muy importante en esta etapa.
Algunos hermanos sabemos que te gusta la música. ¿Qué otra actividad
desarrollas o prácticas?
Principalmente, la música
¡me encanta! Todo lo que tiene que ver con
la armonía musical, es una gran alegría, me gusta componer y ensayar, es
una actividad que me satisface y la comparto con los demás. Me interesa
aprender más en este rubro. Otra actividad que me llama la atención es la
misión o visita a las familias. En la experiencia de misión en Chiapas me sentí
muy a gusto, recuerdo la comunidad de Morelos, de la cual tengo una gran
alegría, en la misión -al principio como un extraño- he experimentado la vivencia de la fraternidad y
del sentido de familia, eso ha sido muy importante para mí en mi actitud
vocacional y misionera.
¿Si quisieras compartir algo con los jóvenes y la gente en general
sobre la experiencia de ser postulante de los Sagrados Corazones, qué palabra
compartirías?
La verdad que es una gran
etapa de mi vida, llena de alegría y escucha de la Palabra de Dios, un momento
en que la experiencia se fortalece con el trabajo en común, la vida fraterna y
la oración, me gustaría compartir que aquí en la congregación se siente uno
querido y animado, respetado y escuchado, me anima mucho pasar a la próxima
etapa y siento que Dios me llama a servir en la alegría de encontrarnos con
Jesús.
Manuel y Edgar
Ahora unas preguntas a Edgar.
Edgar, regresas del noviciado
interprovincial de América Latina y próximo a profesar ¿cómo te has sentido
durante este lapso de preparación a tus votos y de estar de nuevo en México?
Me he sentido muy bien,
agradecido a Dios por este año que fue de noviciado, de escucha y búsqueda de
Dios intensa en compañía de otros hermanos de la Congregación; una experiencia
que ha marcado mi vida, estoy alegre por profesar y de encontrarme junto con la
comunidad, familia y la Iglesia de Jesús. Aquí en México me he sentido muy
bien, en asamblea con los hermanos y en la vivencia fraterna de cada día.
¿Cuál tipo de arte te gusta o te dedicas parte de tu tiempo?
Francamente la música me gusta pero no es mi fuerte. Muy poco o casi
nulo ensayo con la guitarra, más bien, me gusta mucho la escultura en arcilla o
el tallado; creo que ese es un trabajo que me crea pasión y me gustaría seguir
profundizando. Me gusta la lectura pero no el arte de la escritura; aprecio
todo eso pero me mantengo al margen y pienso que lo mío es el trabajo con
algunos materiales como compartía en un principio.
¿Cuál ha sido tu vivencia de misión durante este tiempo?
He aprendido que siempre
hay que estar disponible a aprender más que a enseñar, a recibir y compartir y
desde la vida religiosa a estar de parte de la opción preferencial por los
pobres, ya que ellos son los que me evangelizan y me hermanan en las
situaciones, que a veces nos llevan al límite y no nos dejan salir por el miedo
que a veces nos invade. La vivencia más marcante de esta opción fue en la
parroquia de Chiapas y sus comunidades, que nos reciben con alegría cuando les
visitamos y que nos dejan con una enseñanza humana, social y espiritual muy
fuerte.
Si quisieras compartir algo con los jóvenes y la gente en general sobre
la experiencia de ser religioso de los Sagrados Corazones, ¿qué palabra
compartirías?
Yo les diría lo que Jesús
me hace sentir en su llamado: “Ven y sígueme”. Que vale la pena arriesgarse y
que es una gran aventura alegre seguir a Jesucristo al estilo de un hermano de los Sagrados Corazones,
que no hay que tener miedo, que llevamos su evangelio por todas partes para
compartirlo y enriquecerlo; que esta misión realmente nos urge y nos motiva a
salir de nuestro egoísmo y nos libra de nuestras ataduras, que en la pobreza
evangélica como religiosos aprendemos la virtud de la caridad. ¡Ánimo y sigan a
Jesús!
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