Tuesday, May 1, 2018

Entrevista a Mª Paloma Aguirre sscc:
 7 Capítulos Generales

Entretien avec Mª Paloma Aguirre sscc:
7 Chapitres généraux

Interview with Mª Paloma Aguirre sscc:
7 General Chapters




María Paloma Aguirre Trueba sscc (1928, Madrid, ESPAÑA) ha participado en 7 Capítulos Generales. El primero fue el de 1968 y el último en 1994. Fue Superiora General de la Congregación del 1975 al 1983. Ha sido no sólo testigo, sino también impulsora de muchos cambios en nuestra Congregación, de decisiones valientes y arriesgadas, siempre a la escucha del Espíritu. 

En este post del BLOG SSCC ofrecemos una entrevista con nuestra hermana.


En primer lugar, cuéntanos qué significa para ti el haber participado en siete Capítulos Generales
Nunca hubiera imaginado que semejante privilegio me fuera algún día concedido a mí. Lo que puedo decir es que ha sido auténtico e inmerecido regalo. Si pretendo calificarlo con justeza necesito emplear palabras como “de tiempo de luz”, “experiencia de familia afanada en una búsqueda muy preciada”, “tiempo de discernimiento congregacional”, “tiempo del Espíritu”, “Dios con nosotros”.
Siempre que se ha convocado un Capítulo General hubiera deseado que todas las hermanas de la Congregación estuvieran allí presentes para participar… ¡cosa evidentemente imposible!

Capítulo General de 1975, con Jan Scheepens sscc
El primer Capítulo en el que participaste, en 1968, fue muy importante para el devenir de la Congregación. ¿Qué te llamó más la atención de este Capítulo?
Se preparó con verdadero interés y esmero en toda la Congregación. Yo llegué a Vía Casia como de puntillas, preguntándome qué podía hacer yo allí…pero me impliqué en la tarea con todo mi corazón. Empezamos los trabajos muy a primeros de octubre y terminamos para llegar a celebrar la navidad en nuestras respectivas comunidades ¡tiempo largo… también fecundo! Pasamos por estados de ánimo muy variados.

El resultado se plasmó en los “Decretos del Capitulo General especial” que expresan con sencillez y profundidad el pensar y sentir de la Congregación en aquel momento de su historia. No tuvimos necesidad de presentar las conclusiones a la Sagrada Congregación para su aprobación, como siempre hasta entonces se nos había pedido a las congregaciones religiosas femeninas.
Señalo como vivencia para mi muy dolorosa las 48 horas que se nos dieron para estudiar, debatir y responder la cuestión de nuestra identidad como Congregación: ¿Claustral? ¿Conventual? ¿Apostólica? ¿Secular? La casi totalidad de capitulantes afirmaba, sin lugar a dudas, que por origen somos apostólicas ¡con toda razón! Pero yo, por lo que había visto y vivido en la Congregación desde mi infancia, estaba convencida de que éramos monásticas; y además me encontraba como pez en el agua dentro de aquella visión. Lo pasé muy mal. Me decía – en mi aferramiento a mis convicciones y obcecación- que el Capítulo se estaba equivocando. Por suerte me dedique a orar mucho y hondo. Y me llegó la paz y con ella la luz. Y sobre todo nació en mí un compromiso de honesta coherencia con lo que mi Congregación me acababa de revelar y de pedir.

Si lo comparas con el ultimo Capitulo a que asististe, en 1994 ¿qué diferencias ves como más notables?
El reconocer y asumir nuestra identidad apostólica como Congregación trajo consigo otros cambios importantes. Señalo los que me parecen más notables: a) el paso del acento puesto en la observancia al acento puesto en la animación; b) la aceptación de pequeñas comunidades entendidas sobre todo como relación de personas; c) simplificación del trato entre nosotras que se ha ido haciendo mucho más familiar, cercano y sencillo; d) la  importancia dada a la formación para todas las hermanas; e) corresponsabilidad en el liderazgo de las comunidades; f) recordar y volver a hacer presente en nuestra manera de actuar y relacionarnos que hermanas y hermanos somos una misma y única Congregación.

¿Qué Capitulo te ha dejado más satisfecha personalmente? ¿Por qué?
El de 1979. Habíamos decidido centrarlo en la misión de la Congregación. Se preparó minuciosamente por parte de todas las provincias. Por primera vez el Consejo General de los hermanos participó al completo y estuvo presente a lo largo de todo el capítulo, cosa que todas las hermanas agradecimos mucho y evaluamos como altamente positivo. La traducción simultánea fue también de gran ayuda ya que todas/os pudimos expresarnos en la propia lengua.
Lo mejor de aquel evento congregacional fue la “opción por el pobre”. Nadie previamente – ni el Gobierno General ni las provincias- la había incluido en el programa. Pero, a medida que avanzaban nuestros trabajos la opción iba colándose por todos los rincones, como marea que sube e invade todos los espacios y corazones. El momento de su aprobación fué impactante y creo que ninguna podremos olvidarlo.

¿Cuáles han sido los momentos más difíciles, los más duros, que has vivido en estos Capítulos?
Mi inesperada elección como Vicaria General, en noviembre de 1971. Fue una experiencia muy dolorosa de cruz, noche y desconcierto. Pero en medio de tanta oscuridad ni siquiera se me ocurrió pedir tiempo para pensar antes de responder: sentí que el Señor me lo pedía y dije “SÍ”. Mi vida cambió: atrás quedaban mi querida tierra, mi amada provincia… y de la noche a la mañana me vi sumergida en el mundo del gobierno general de la Congregación por unos cuantos años.

Firma del Capítulo I de las Constituciones SSCC, Mª Pía Lafont sscc y Pat Bradey sscc, El Escorial (España), 1988 

Con tu perspectiva histórica, en estos años de participación directa en los Capítulos Generales… has tenido la oportunidad de presenciar el desarrollo de la Congregación. ¿Qué has observado en ese desarrollo? ¿En qué hemos avanzado como Congregación? ¿Hemos perdido o se ha debilitado algo en el camino?
Si miro hacia atrás lo que veo – y agradezco muy de corazón- es que el Señor nos ha “desplumado” bastante: disminución del número de hermanas, del número de vocaciones, pérdida de fuerzas y energías, pérdida de prestigio etc., etc…
Pero creo que hemos ganado en humildad, en sencillez, en realismo, en trato cercano y fácil, en compartir fe y vida entre nosotras, en calidad de formación. Los campos en que ahora nos proyectamos apostólicamente se han diversificado. Y, si miro a los colegios, veo una manera de llevarlos tan a lo SS.CC. que me parece una autentica renovación. ¡Es una verdadera alegría!
No me considero autorizada para decir si hemos o no hemos perdido. Me doy cuenta de que no sé vivir sin eucaristía diaria ni sin el tiempo diario de adoración silenciosa y reparadora ante el Santísimo. También sé que la gente de hoy tiene otros modos muy válidos de encontrarse con Dios y su palabra, que no son la capilla. Pido luz para todos nosotros, profundidad, discernimiento para saber ahondar en el precioso don de nuestro carisma fundacional; y dejarle expresarse hoy con toda su novedad y riqueza. La riqueza que cambió la vida de nuestra Buena Madre y marcó su destino.

¿Mensaje a las futuras generaciones SS.CC?
Más que un mensaje les mandaría un deseo: lo que nos pide la Iglesia en el Decreto de aprobación de las Constituciones 1990: “que, junto con los hermanos de la misma Congregación, las hermanas continúen conservando y desarrollando la riqueza de su herencia espiritual”. No sé imaginar mejor regalo que ofrecer al mundo ni a la Iglesia ahora y de cara al futuro.


Jane Cadiou ssc, Rosa Mª Ferreiro sscc y Paloma Aguirre sscc (París, 2008)

 Entretien avec Mª Paloma Aguirre sscc:

7 Chapitres généraux 

María Paloma Aguirre Trueba sscc (1928, Madrid, ESPAGNE) a participé à 7 chapitres généraux. Le premier a eu lieu en 1968 et le dernier en 1994. Elle a été Supérieure Générale de la Congrégation de 1975 à 1983. Elle a été non seulement témoin, mais aussi promotrice de nombreux changements dans notre Congrégation, de décisions courageuses et risquées, toujours à l'écoute des Esprit.

Dans ce post du BLOG SSCC nous offrons une interview avec notre sœur.

Tout d’abord, que signifie pour toi le fait d’avoir participé à sept Chapitres Généraux ?
Je n’aurais jamais imaginé qu’un tel privilège m’arrive un jour… Ce que je peux dire c’est que j’ai vécu là un vrai cadeau immérité ! Si j’essaie de l’exprimer avec justesse j’ai besoin d’utiliser des mots comme « un temps de lumière », une « expérience de famille plongée dans une recherche précieuse, inestimable », « un temps de discernement congrégationnel », « temps de l’Esprit », « Dieu avec nous ».
Chaque fois qu’un Chapitre Général a été convoqué, j’aurais souhaité que toutes les sœurs de la Congrégation y soient présentes pour participer... ; chose évidemment impossible !

Le premier Chapitre auquel tu as participé en 1968 a été très important pour l’avenir de la Congrégation. A quoi as-tu été le plus attentive ?
 Ce Chapitre a été préparé avec un grand intérêt et beaucoup de soin dans toute la Congrégation. Je suis arrivée à Via Cassia sur la pointe des pieds, me demandant ce que moi, je pouvais bien faire en ce lieu… mais je me suis mise de tout mon cœur au travail.  Nous avons commencé dans les premiers jours d’octobre…et terminé pour arriver enfin à fêter Noël dans nos communautés respectives…un temps très long mais combien fécond ! nous sommes passées par des états d’âmes très variés.
CG 1975, Jan Scheepens, Mª Paloma Aguirre

Le résultat a été concrétisé dans les « Décrets du Chapitre Général spécial » qui exprime avec simplicité et profondeur la pensée et le sentiment de la Congrégation à ce moment de son histoire. Ce n’était pas nécessaire de présenter les conclusions à la Sacrée Congrégation pour leur approbation, comme c’était toujours demandé jusqu’alors aux Congrégations religieuses féminines.
Je veux noter ici que j’ai vécu très douloureusement les 48 heures qui nous ont été données pour étudier, débattre et répondre à la question de notre identité comme Congrégation : cloîtrée ? conventuelles ? apostoliques ? séculières ? La quasi-totalité des capitulantes affirmait, sans l’ombre d’un doute, que, de par nos origines, nous sommes apostoliques ! et pour cause ! Mais moi, d’après ce que j’avais vu et vécu dans la Congrégation dès mon enfance, j’étais convaincue que nous étions monastiques ! De plus, avec cette vision, je m’y trouvais comme un poisson dans l’eau… J’ai vécu ce temps très mal. Je me disais – en m’enferrant dans mes convictions et obsessions – que le Chapitre s’était trompé. Heureusement, je me suis mise à prier beaucoup et profondément. Et la paix m’est venue, et avec elle la lumière. Et surtout, un engagement est né en moi d’être honnêtement cohérente avec ce que la Congrégation venait de me révéler et me demander.

Manila, 2004 
Si tu compares avec le dernier Chapitre Général auquel tu as assisté en 1994 quelles différences vois-tu comme plus notables
Reconnaître et assumer notre identité apostolique comme Congrégation entraîne avec soi d’autres changements importants. Je cite ceux qui me paraissent les plus notables :
a)Le passage d’un accent mis sur l’observance à un accent mis sur l’animation
b) L’acceptation de petites communautés vues surtout comme développement des relations entre les personnes
c) La simplification des rapports entre nous, les rendant plus familiers, proches, simples.
d) L’importance donnée à la formation pour toutes les sœurs
e) La coresponsabilité et le leadership dans les communautés
f) Rappeler que sœurs et frères, nous sommes une même et unique Congrégation et veiller à le vivre dans notre manière d’agir et d’être en relation.

Quel Chapitre t’a donné personnellement plus de satisfaction ? Pourquoi ?
Celui de 1979.  Nous avions décidé de placer la mission de la Congrégation au centre de ce Chapitre. Il a été préparé minutieusement par toutes les Provinces Pour la première fois, le Conseil Général des frères a participé au complet et a été présent tout au long de ce Chapitre, ce que toutes les sœurs ont beaucoup apprécié et évalué comme très positif. Aussi, la traduction simultanée a beaucoup aidé, permettant que toutes/tous puissent s’exprimer dans leur propre langue.
Le meilleur de tout, dans cet événement congréganiste fut « l’option pour les pauvres ». Personne auparavant, ni le Gouvernement général, ni les Provinces ne l’avaient inclus dans le programme. Mais, à mesure que nos travaux avançaient, l’option allait, s’engouffrant dans tous les coins et recoins, comme une marée montante, envahissant les espaces et les cœurs.  Le moment de son approbation fut impressionnant, et je pense que personne ne l’a oublié.

CG 1988. El Escorial, Chapitre I des Constitutions
Quels ont été les moments les plus difficiles, les plus durs, que tu as vécus dans ces Chapitres ?
Mon élection inattendue comme vicaire générale, en novembre 1971. Ce fut une expérience douloureuse, crucifiante, déconcertante, de ténèbres. Mais, au milieu de tant d’obscurité, il ne m’est pas même venu à l’esprit de demander du temps pour réfléchir avant de répondre ; j’ai senti que le Seigneur me le demandait et j’ai dit OUI.  Ma vie a changé : derrière moi, mon cher pays, ma Province bien-aimée… et de la nuit au matin je me suis vue plongée dans le monde du gouvernement général de la Congrégation pour un certain nombre d’années.

Dans ces années de participation directe aux Chapitres Généraux, avec ta propre vision historienne, tu as eu l’occasion d’être présente au développement de la Congrégation. Que vois-tu dans ce déroulement ? Avons-nous avancé comme Congrégation ? Avons-nous perdu ou bien quelque chose s’est affaibli en route ?
Si je regarde en arrière, ce que je vois – et mon cœur est reconnaissant -  c’est que le Seigneur nous a « déplumé » : diminution du nombre des sœurs, du nombre des vocations, perte des forces et des énergies, perte de prestige, etc., etc. Mais je crois que nous avons gagné en humilité, en simplicité, en réalisme, en rapports simples et faciles, en partages de foi et de vie, en qualité de formation. Les domaines des projets apostoliques se sont diversifiés. Et si je regarde les collèges, je vois une manière de les diriger vraiment SSCC, ce qui me parait être un authentique renouvellement. C’est une vraie joie !
Je ne me sens pas autorisée à dire si nous avons ou non perdu. Je me rends compte que je ne sais pas vivre sans eucharistie quotidienne, ni sans un temps quotidien d’adoration silencieuse et réparatrice devant le Saint Sacrement. Je sais bien que les gens d’aujourd’hui ont d’autres manières très valables de se retrouver avec Dieu et sa Parole, et que ce n’est pas la Chapelle. Je demande la lumière pour nous tous, la profondeur, le discernement pour savoir approfondir le don précieux de notre charisme fondateur ; et le laisser s’exprimer aujourd’hui avec toute sa nouveauté et richesse. La richesse qui a changé la vie de notre Bonne Mère et marqué son destin.

Un message aux futures générations SSCC ?
Plus qu’un message, j’exprime un souhait : ce que nous demande l’Eglise dans le Décret d’approbation des Constitutions 1990 : « qu’ensemble avec les frères de la même congrégation, les sœurs continuent en gardant et en développant les richesses de leur héritage spirituel ». Je ne peux imaginer meilleur cadeau à offrir au monde et à l’Eglise maintenant et face à l’avenir.


Mª Paloma Aguirre sscc et Jan Scheepens sscc,   Superiors General


Interview with Mª Paloma Aguirre sscc:

7 General Chapters


María Paloma Aguirre Trueba sscc (1928, Madrid, SPAIN) has participated in 7 General Chapters. The first was in 1968 and the last in 1994. She was Superior General of the Congregation from 1975 to 1983. She has been not only witness, but also promoter of many changes in our Congregation, of courageous and risky decisions, always listening to the Spirit.

In this post of the SSCC BLOG we offer an interview with our sister.

First, tell us what it means for you to have participated in 7 General Chapters.
I never would have imagined that such a privilege would someday be granted to me.  What I can say is that it has been a true and undeserved gift. If I were to qualify it correctly, I need to use words such as "a time of light", "a family experience in search of something very precious", "a time of congregational discernment", "a time of the Spirit", "God with us".
Whenever a General Chapter has been convoked, I would have liked all the sisters of the Congregation to be there to participate ... an obvious impossibility!

The first Chapter in which you participated, in 1968, was very important for the future of the Congregation.  What struck you most in this Chapter?
I prepared with real interest and awareness of the whole Congregation. I arrived at Via Casia on tiptoe, wondering what I could do there ... but I embraced the task with all my heart. We started the work very early in October, and we ended by celebrating Christmas in our respective communities, a long time…and fruitful! We passed through very varied stages.

The result was reflected in the "Decrees of the Special General Chapter" that express with simplicity and depth the thinking and feeling of the Congregation at that moment in its history. We did not need to present the conclusions to the Sacred Congregation for approval, as had always been previously asked of religious congregations of women.

CG 1983.   Mª Pía Lafont, Brigide Mary McSweeney, Mª Paloma Aguirre
I point out as a very painful personal experience the first 48 hours that were given to us to study, debate and answer the question of our identity as a Congregation: Cloistered? Monastic? Apostolic? Secular? Almost all of the capitulants affirmed, without a doubt, that by origin we are apostolic, and rightly so! But I, because of what I had seen and lived in the Congregation since my childhood, was convinced that we were monastic; and besides, I was like a fish in water in this vision. I had a very difficult time. I told myself - in my clinging to my convictions and stubbornness - that the Chapter was wrong. Fortunately, I dedicated myself to deep and profound prayer.  And peace came to me and with it, light. Above all, an honest commitment was born in me coherent with what my Congregation had just revealed and asked of me.

If you compare this with the last Chapter you attended, in 1994, what remarkable differences would you note?
Recognizing and assuming our apostolic identity as a Congregation brought with it other important changes, I point out the ones that seem most remarkable to me: a) the shift of the emphasis on observance to the emphasis on animation; b) the acceptance of small communities understood above all as a relationship of persons; c) simplification of relationships among us that became much more familiar, close and simple; d) the importance given to formation of all the sisters; e) co-responsibility in the leadership of the communities; f) the remembrance that the Sisters and Brothers are one and the same Congregation and making this present in our actions and relationships.

Manila, 2003
Which Chapter left you most personally satisfied?  Why?
The Chapter of 1979. We had decided to focus on the mission of the Congregation. It was meticulously prepared by all the provinces. For the first time, the General Council of the Brothers participated fully and was present throughout the entire chapter, something that all the Sisters greatly appreciated and evaluated as highly positive. The simultaneous translation was also very helpful since we all could express ourselves in our own language.
The best thing about that congregational event was the "option for the poor". Nobody - neither the general government nor the provinces - had previously included it in the program. But, as our work progressed, the option spread to every corner, like a rising tide that invades all spaces and hearts. The moment of its approval was shocking, and I believe that none of us will be able to forget it.

What have been the most difficult moments, the most painful, that you lived in these Chapters?
My unexpected election as Vicar General, in November of 1971. It was a very painful experience of the cross, the dark night and bewilderment. But in the midst of so much darkness it did not even occur to me to ask for time to think before answering; I felt that the Lord was asking me, and I said YES. My life changed: I left behind my beloved land, my beloved province ... and from night to morning I was immersed in the world of the general government of the Congregation for a few years.

Mª Paloma Aguirre sscc, Mª Pía Lafont sscc, Rosa Ferreiro sscc, tres ex-Superioras Generales (El Escorial, 2011)

With your historical perspective, in these years of direct participation in the General Chapters… have you had the opportunity to witness the development of the Congregation? What have you observed in this development? In what have we advanced as a Congregation? Have we lost or weakened something along the way?
If I look back on what I see - and my heart is grateful - that the Lord has “plucked our feathers” a lot: decrease in the number of sisters and the number of vocations, loss of strength and energy, loss of prestige, etc., etc. ...
But I believe that we have gained in humility, in simplicity, in realism, in close and relaxed relationships, in sharing faith and life among us, in the quality of formation. We have diversified our apostolates. The apostolic fields in which we now serve, have diversified. And, if I look at the schools, I see that they have been renewed as authentically ss.cc! This is a true joy!
I do not consider myself authorized to say if we have or have not lost. I realize that I do not know how to live without the daily Eucharist or without the daily time of silent, reparative adoration before the Blessed Sacrament. I also know that people today have other very valid ways of meeting God and His word, which are not the chapel. I ask that God grant all of us light, depth, discernment in order to know and deepen the precious gift of our founding Charism; and allow it to express itself today with all its novelty and richness. The richness that changed the life of our Good Mother and marked her destiny.

In the midst of the challenges in the world and the Church, we look to the future of our SSCC presence. If you had to direct a message to future SSCC generations, what would it be?
More than a message I would send you a wish: what the Church asked of us in the Decree of approval of the Constitutions in 1990: "that together with the brothers of the same Congregation, the sisters continue to preserve and develop the richness of their spiritual heritage". I cannot imagine a better gift to offer to the world or to the Church now and in the future.


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