CON
LAS PERSONAS SIN HOGAR
WITH HOMELESS PEOPLE
AUPRÈS DES SANS FOYER
Mercedes Bayo sscc
Hace 19 años la comunidad de las hermanas SSCC
de Salamanca cedió una parte de sus instalaciones a Caritas Diocesana, para
poner en marcha un Proyecto de acogida a
personas sin hogar, el bien llamado Centro
P. Damián. Desde entonces la vida de esta comunidad está ricamente marcada
en su identidad por lo que nos aporta la dedicación como educadoras,
voluntarias y sobre todo ser buenas vecinas en una relación permanente
compartiendo la vida cotidiana con las personas que buscan un hogar, desde el
que empezar otra nueva etapa de su vida. En la actualidad la comunidad está
formada por 5 hermanas: la veterana Rosario, Mª Teresa, Felipa, Elena y
Mercedes. En la misma ciudad de Salamanca hay otra comunidad de hermanas SSCC
en un barrio marginal. Las hermanas también participan del Proyecto. Esta una
presencia en la que se hace verdad que es posible la colaboración entre las
distintas instituciones eclesiales
diocesanas y de vida religiosa. A continuación trataré de contaros algo de lo
que vivimos aquí.
Escribo
en un momento especial. Me resuenan las acciones realizadas en la campaña dedicada
a las personas sin hogar de este año con el lema “Somos personas, tenemos
derechos. Nadie sin Hogar”. Una campaña dedicada a hacer visibles las
dificultades que se encuentran cada día las personas sin hogar en el acceso y
ejercicio de sus derechos humanos (a la salud, a la vivienda, a la
participación, a la protección social, etc.). Escribo en Salamanca cuando estamos en plena ola de frío y encima, para no
distraerme de lo esencial, ayer falleció Caty
una de nuestras amigas con la que hemos compartido mucho estos años.
Podría
iniciar este texto definiendo quién es
una persona sin hogar y deciros que es muy difícil, porque estamos un mundo
complejo, no uniforme, compuesto por personas de edad, itinerarios y
situaciones diferentes. Antes decíamos que los motivos que llevan a quedarse
sin hogar, en el sentido más amplio, y vivir en la calle, eran acontecimientos
especiales o historias de radical marginación. Ahora, las circunstancias que
llevan a la calle pueden afectar a muchos, se
han generalizado: un desahucio,
una tensión familiar que
no se resuelve, la pérdida del
trabajo, una enfermedad,
una adicción…, que con ausencia del apoyo necesario, a personas
que llevaban una vida "normal", las convierte en personas
desprovistas de todo. Sin olvidar que entre las personas sin hogar también se
encuentran extranjeros, refugiados o
excarcelados. Decir simplemente que vivir en la calle,
contrariamente a lo que a menudo se piensa o se juzga, no es casi nunca
una elección.
Os podría asegurar con vehemencia que no tener hogar es más que no tener casa.
En efecto, es una vida dura y peligrosa; es una lucha cotidiana por la
supervivencia (cada año muchas personas mueren a causa de la miseria o
del frío en las ciudades del mundo); es, sobre todo, caminar sin
raíces afectivas, es sentir la indiferencia del entorno, es rodar de albergue
en albergue con los pies llagados y el corazón zurcido por programas educativos
y técnicos, por estrategias políticas y protocolos de no se sabe para qué…
Os podría convencer rápidamente de que tampoco se trata de una elección de
libertad pues quien no tiene casa, ni
hogar vive una condición de gran vulnerabilidad porque está obligado a depender
de todos, aunque sólo sea para las necesidades elementales, y está
expuesto a las agresiones, al frío, a la humillación de ser expulsado de las
calles, de los países, por ser considerado persona non grata.
Todo
lo anterior y más es la realidad. Pero en este momento para mí tiene sentido hablar
de las personas sin hogar, desde este rincón presencia SSCC, ya que os hablo de estas personas, como lo que son:
amigos y compañeros de camino. Nuestra vida cotidiana está configurada por
ellos, por nuestros vecinos: nuestro horario comunitario con imprevistos
incluidos, nuestra oración, nuestras conversaciones,… No es un trabajo únicamente,
aunque nos revisemos y formemos, nos pongamos metodología y metas
profesionales.
Noemí García sscc, Mercedes Bayo sscc, Felipa Fernández sscc |
Abderramán, adolescente y juguetón, camina con la mochila llena de sueños. Le abrieron un mundo de posibilidades sacándole de los campamentos del Sahara y trayéndole un verano de vacaciones a España. Regresó otra vez a España pero no de vacaciones con una familia preparada, sino a la “aventura” para estudiar. ¿Quién quiere acoger su sueño?
Ana, que dejo la droga
para recuperar a su hija de 2 años y se arriesgó comprometiéndose con el
compañero de programa terapéutico. Salieron de la Casa para formar una familia
feliz. Me hablan de ternura en el trato, de una mirada delicada con las heridas
del otro para poder tener un proyecto común.
Fausto camina, lento, con el
carrito maltrecho pero imprescindible. En él lleva el altar con sus devociones
de buen ortodoxo. Lo expone a la contemplación, no esconde su fe. Se avergüenza
de otras cosas (de beber y por eso no lo reconoce) pero tiene muy buen feeling con la gente que entra en el
supermercado y al salir siempre cae algo en su altar. Me enseña a bendecir y no
maldecir a los que se cruzan en nuestro camino.
Caminamos con Andrei,
que carga el bolso último modelo que sale en los anuncios publicitarios, porque
le dijeron que esa era la libertad que ofrecía la Europa capitalista frente al
modelo de su patria en la Europa del Este. Sueña con ser uno más en esta
sociedad, no sentirse recortado en sus aspiraciones por ser pobre y extranjero.
Caminamos con la chulería de Pepe, que sale de la cárcel orgulloso de haber “pagado” por el mal
hecho; no se avergüenza de ser
analfabeto, no se avergüenza de rezar a Dios y pedirle que le proteja. Sueña
con no volver a delinquir, no volver a ser manejado y engañado. Olvidarse de la
venganza y la violencia que sufre desde niño a base de ser valorado y contar con él.
Caminamos con Rosa
María, que no le caben en las manos las maletas que lleva encima, llenas de
resiliencia - resistencia, porque las necesita para caer con sus trampas y
levantar una historia de proezas; para sentir la soledad, la pérdida y sacar lo
mejor de sí misma; para sufrir el mal trato de sus parejas y la indiferencia
con que la contempla el resto y no deshumanizarse.
Vivimos del amor de Dios cuando caminamos con Rima con las manos vacías; ella, que se
ha pasado años en la invisibilidad, nos enseña a sentir evangélicamente la
vulnerabilidad y la impotencia; a respetar su silencio y dejar que surja el momento de empezar a derramar lágrimas
atrancadas por los hijos que la arrancaron los servicios sociales.
¡Me quedan tantos
nombres y rostros para seguir hablando de perdón, de amistad, de
solidaridad, de verdad, de agradecimiento o gratuidad! Seguiremos acogiendo y
poniéndonos en camino con los que llegan con una simple bolsa de plástico muy
arrugada pero que rebosa esperanza; esperanza de adviento y que nos lleva en
volandas, corriendo pero sujetas por la Palabra para seguir atisbando, que de
la pequeñez, de la fealdad, nace Dios. Ese Dios tan humano y cercano porque se
permite ser frágil. Encarnado en nuestra miseria para que le entendamos. Celebraremos
la Navidad y sentándonos a la misma mesa, no dejaremos paso a la soledad,
aunque se añore la patria, se sienta el vacío de no poder abrazar a la madre,
se eche de menos a la pareja alejada o al hijo ausente. Volveremos a traer
decorados brillantes, olores de calor de hogar y cantando villancicos arraigaremos la vida verdadera que
nace de la fraternidad.
Casa de acogida Padre Damián - Cáritas Salamanca
Nineteen years ago the SSCC
sisters community in Salamanca gave over a part of their building to the
Diocesan Caritas organization, to set up a Project of hospitality for homeless
people , rightly called the Damien Centre. From then the life and
identity of this community has been richly marked by all that they have
received through their dedication as educators, volunteers and above all, by
being good neighbours in an ongoing relationship, sharing daily life with the
people who are looking for a home, as they begin another new stage in their
lives. At present the community is made up of 5 sisters: the veteran
Rosario, Mª Teresa, Felipa, Elena and Mercedes. In the same city of Salamanca,
there is another community of SSCC sisters living in marginalized district. The sisters are also involved in
the Project. This is a presence
in which it is verified that collaboration between different diocesan ecclesial
institutions and religious life is possible. Following on from this we will try
to tell you something of what we live here.
All the above
and more is the reality, but at this moment it makes sense to speak of
this SS.CC. presence. I speak
of friends and companions on the journey. Our daily life is shaped by
them, by our neighbors, our community schedule, of incidentals, our prayer, our
conversations… It is not simply a work although we evaluate and train
ourselves; we develop a methodology and set professional goals.
As SS.CC. religious who belong to a large family of Father Damien Center for the Homeless, we are able to live our reparative vocation. It is relatively easy for us to draw on our charism to find meaningful tools to find meaning to what we do, how we feel, and how we suffer. We easily contemplate Christ in these discarded lives, we live adapting to the Way of Life with these brothers and sisters who have specific names and faces. The experienced periods in their history that were very difficult and painful, but above all they have the desire to live with dignity and to prepare for new futures from dreams and above all from the many gifts and capabilities to carry out their plans. We announce that we discover the Love of God and it is possible to change to a better life, to a promise of that awaits every human being. I’ll tell you a little about this.
I am writing
at a special moment. I resonate with the actions of a campaign dedicated
to the homeless this year with the slogan "We Are People, We Have
Rights. Nobody Without A Home!". The campaign is dedicated to
make known the difficulties that the homeless face daily in accessing and
exercising their human rights: health, housing, participation in society,
social protection, etc. I am writing from Salamanca where we are experiencing a cold wave, and not to
distract myself from the essentials, I share that yesterday one of our friends
with whom we shared a lot these years, Caty died.
I could start
by defining who is a homeless
person and tell you that it is very difficult because we live in a
complex, non-uniform world, made up of people of different ages, itineraries
and situations. Previously we said that, in the broadest sense, the reasons
that lead to homelessness and living on the street were special events or
stories of radical marginalization. Now,
the circumstances that lead to the street are numerous and can affect many:
an eviction, family tension that is not resolved, loss of work, disease,
addiction ... lack of necessary support, people who led a "normal"
life who lack everything. Among the homeless are also foreigners, refugees or
ex-prisoners. Simply said living on the street, contrary to what is often
thought or judged, is almost never
a choice.
I can assure
you with vehemence that being homeless
is more than not having a home; in effect, it is a very difficult and dangerous
life. It is a daily struggle for survival (each year many people die because of the misery and
the cold in the cities of the world). It is, above all, to
journey without effective roots, it is to feel the indifference of the
environment, to travel from shelter to shelter with wounded feet with one’s
heart mended by educational and technical programs, for political strategies
and protocols which are not known what they are for.
I could
rapidly convince you that it is not
a choice for freedom because persons who do not have a house or hostel
live in a condition of great vulnerability. They are obliged to depend on
everyone, even if only for basic needs, and are exposed to aggression, the cold
the humiliation of being expelled from the streets, the country, for being a
person non grata.
Mercedes Bayo sscc, Noemí García sscc, Felipa Fernández sscc |
As SS.CC. religious who belong to a large family of Father Damien Center for the Homeless, we are able to live our reparative vocation. It is relatively easy for us to draw on our charism to find meaningful tools to find meaning to what we do, how we feel, and how we suffer. We easily contemplate Christ in these discarded lives, we live adapting to the Way of Life with these brothers and sisters who have specific names and faces. The experienced periods in their history that were very difficult and painful, but above all they have the desire to live with dignity and to prepare for new futures from dreams and above all from the many gifts and capabilities to carry out their plans. We announce that we discover the Love of God and it is possible to change to a better life, to a promise of that awaits every human being. I’ll tell you a little about this.
Abderramán, a playful adolescent, walks with
his backpack full of dreams. They opened a world of possibilities by taking him
out of the Sahara Camps and bringing him to a summer vacation in Spain. He
returned to Spain again with a family, not on vacation but on an
"adventure”: to study. Who wants to embrace his dream?
Ana, who gave up drugs to recover her 2-year-old
daughter, took a risk by committing herself to a therapeutic program partner.
They left the House to form a happy family. They speak to me of tenderness in
treatment, of a delicate gaze on the wounds of the other in order to share a
common project.
Fausto walks, slowly, with a battered but
essential cart. In it he carries an altar with devotions of a good orthodox. It
exposes one to contemplation; he does not hide his faith. He is ashamed of
other things (drinking, and, therefore, does not recognize it), but he has a
very good “feeling” towards people who enter the supermarket and on leaving
something always falls on his altar. It teaches me to bless and not curse those
who cross our path.
We walk
with Andrei who carries
the latest model bag seen in advertisements, because they told him that this
was the freedom offered by European capitalists in contrast to his homeland in
Eastern Europe. He dreams of being assimilated in this society, not feeling cut
off from his aspirations because he is poor and a foreigner.
We walk with
the self-satisfied Pepe who
leaves the prison proud to have "paid" for his wrong doing. He
is not ashamed to be illiterate; he is not ashamed to pray to God and ask Him
to protect him. He dreams of not committing a crime again, not being
manipulated and deceived again. He wants to forget about the revenge and
violence that he suffered since he was a child instead of being valued and
counting on.
We walk
with Rosa María, who though
unable to carry her “baggage”, is full of resilience because she needs to
overcome her difficulties and build a history of heroic deeds: feeling
loneliness and loss to become her best self; suffering ill-treatment from her
partner and the indifference with which others look at her and not be
dehumanized.
We live of
the Love of God when we walk with Rima who
is empty-handed. She, who has spent years in invisibility, teaches us to
feel evangelical, vulnerable and impotent; to respect her silence and to allow
the moment to arise in order to shed the tears clogged within because her
children were taken by the social services.
I still
have so many names and faces to
continue speaking about forgiveness, friendship, solidarity, truth,
appreciation or gratitude. We will continue welcoming and rehabilitating those
who arrive with a simple plastic bag, very creased but full of hope: the hope
of advent that gives us wings, keeps us running but submissive to the Word to
continue peering from our littleness or misery before the God who is born; that
God who is so human and close because He allows himself to be fragile.
Incarnate in our misery so that we might understand. We will celebrate
Christmas sitting at the same table; we will not give way to loneliness, even
if we yearn for our country, experience our emptiness because we are unable to
embrace our mother, or we miss the estranged couple or the absent son. We
will return to bring bright decorations, smells and warmth of home, singing
Christmas carols rooted in the true life that is born of fraternity.
AUPRÈS DES SANS FOYER
Il y a 19 ans, la communauté des sœurs SSCC de Salamanque cédait une partie de ses locaux à la Caritas Diocésaine, le Centre P. Damian, afin de lancer un projet d’accueil pour les sans-foyer. Depuis lors, notre vie de communauté a été complètement transformée et marquée dans sa propre identité par ce que nous apporte notre engagement comme éducateurs, bénévoles et surtout comme bons et simples voisins, dans une relation permanente, partageant notre vie quotidienne avec les personnes à la recherche d’un toit, pour commencer une nouvelle étape de leur vie. Actuellement, la communauté se compose de 5 sœurs : Rosario, la plus ancienne, Teresa, Felipa, Elena et Mercedes. Dans la banlieue de la ville de Salamanque vit une autre communauté de sœurs SSCC. Ces sœurs participent également au projet. C’est une présence qui démontre qu’une collaboration peut exister entre les différentes institutions, ecclésiales d’un diocèse et religieuses. Je vais donc essayer de vous dire quelque chose de ce que nous vivons ici.
J’écris ces lignes en un
moment particulier. Aussi me viennent à
l’esprit les nombreuses actions menées par la campagne en faveur des
sans-logis, cette année, avec le thème : « Nous sommes des
personnes, nous avons des droits. Personne sans foyer ». Une
campagne dédiée à rendre plus visibles les difficultés que les gens sans-foyer
rencontrent chaque jours pour accéder et bénéficier de leurs droits les
plus fondamentaux (santé, logement, participation, protection sociale, etc.).
Je suis en train d’écrire à Salamanque qui se trouve en pleine vague de
froid et, pour ne pas me distraire de l’essentiel, il se trouve qu’hier est
décédée Caty, une de nos amis avec qui nous avons beaucoup partagé durant
de longues années.
Je pourrais commencer ce
texte en donnant une définition de ce qu’est une personne sans-foyer et vous
dire que c’ est une situation très dure, parce que nous sommes un monde très
complexe, varié, composé de personnes d’âge, d’ itinéraires et de situations très
diverses. Autrefois nous disions que les raisons de se trouver sans
logis, en un sens très large de vivre
dans la rue, étaient dues à des situations très exceptionnelles ou à des
histoires de marginalisation radicale. Aujourd’hui, les circonstances qui
conduisent à la rue touchent plus de monde et se sont généralisées: une
expulsion, des tensions familiales insolubles, la perte d’un emploi, la
maladie, une addiction... circonstances qui, sans aide appropriée, entrainent
des personnes d’une vie « normale », à devenir des personnes dépourvues de tout. Sans compter que parmi
les personnes sans-logis il y a aussi des étrangers, des réfugiés ou des
récents sortis de prison. Pour résumer on peut dire que vivre dans la
rue, contrairement à ce que l’on pense
ou juge, c’est très rarement un
choix.
Je pourrais vous
déclarer solennellement que ne pas avoir un foyer c’est pire que ne pas avoir de maison. En fait, c’est une
vie rude et dangereuse ; C’est une lutte quotidienne pour survivre (chaque
année, beaucoup de gens meurent de misère ou de froid dans les villes du
monde) ; C’est, avant tout, aller sans racines affectives, c’est ressentir
l’indifférence de l’environnement, c’est passer d’une auberge à l’autre avec
les pieds endoloris et le cœur faussement rassuré avec des programmes éducatifs
et techniques, des mesures politiques et des protocoles de n’importe
quoi !...
Je pourrais aussi tenter
de vous convaincre rapidement en vous disant que ce n’est pas un choix de vie
en liberté, car qui vit sans maison, sans aucune maison vit dans une
situation de grande vulnérabilité. En effet on est amené à dépendre de tout le
monde, même pour les besoins de première nécessité, exposé à toute agression,
au froid, à l’humiliation d’être exclu même de la rue, du pays, et d’être
considéré personne non grata.
Tout ce qui précède et je
pourrais en dire bien plus encore, c’est la réalité. Mais en ce moment pour moi
parler des sans-logis, a un sens particulier car c’est à partir de ce lieu de présence
SSCC, et j’en parle pour ce qu’ils sont vraiment : des amis et des
compagnons de route. Notre vie quotidienne est définie par et pour eux, nos
voisins : notre programme communautaire y compris les imprévus, notre prière,
nos conversations,... Ce n’est pas un travail, même si nous prévoyons de nous
former, de réviser nos activités, de programmer une méthodologie et des
objectifs professionnels.
Pour les religieuse
SSCC, appartenir à la grande famille du Centre P. Damian en faveur
des sans-logis nous permet de vivre
notre vocation de réparation. Il nous est relativement facile de vivre
concrètement notre charisme et trouver
du sens à ce que nous faisons, ce que nous ressentons, ce à quoi nous
compatissons. Nous contemplons facilement le Christ dans ces vies
écartelées ; nous vivons en cheminant avec ces frères et sœurs qui
ont un nom et un visage concret. Ils ont vécu certaines étapes de leur histoire
de manière très dure et douloureuse, mais surtout ils portent en eux le désir
de vivre dignement, d’ouvrir de nouveaux horizons à leurs rêves et surtout pouvoir
mettre en œuvre leurs dons et aptitudes pour mener à bien leurs projets. Nous
annonçons que nous découvrons l’amour de Dieu et que le changement vers une
vie meilleure est possible, promesse que porte chaque être humain. Je veux vous
parler un peu de tout cela.
Abderraman , adolescent et joueur, va avec
son sac à dos plein de rêves qui lui ont
ouvert un monde de possibilités en le faisant sortir des campements du Sahara
et le conduisant jusqu’en Espagne un jour de vacances d’été. Il revint une
autre fois en l’Espagne mais pas pour des vacances, dans une famille préparée,
pas pour l’aventure mais pour étudier. Qui veut bien accueillir son rêve ?
Ana, qui a laissé la drogue pour retrouver sa fille de 2 ans et qui a pris le
risque de s’engager avec son compagnon de programme thérapeutique. Ils sont
sortis de la maison d’accueil pour former une famille heureuse. Ils me parlent
de tendresse dans cette affaire, avec un regard délicat sur les blessures de
l’autre pour pouvoir tenir leur un projet commun.
Fausto va lentement, trainant un chariot déglingué mais indispensable. Il y porte
un autel avec ses objets de dévotions de bon orthodoxe. Il l’expose à la
contemplation de tous, il ne cache pas sa foi. La raison de sa honte c’est
autre chose : boire, mais il ne le reconnaît pas… par contre il a un bon feeling avec les gens qui
viennent au supermarché et qui lui laissent toujours quelque chose qu’ils déposent
sur son autel. Lui m’apprend à bénir et à ne pas maudire ceux que l’on croise
sur le chemin.
Nous cheminons avec Andrei,
avec son sac « dernier modèle » qui porte des annonces
publicitaires, parce qu’on lui a dit que c’était ça la liberté de l’Europe
capitaliste face au modèle de sa patrie de l’Europe de l’Est. Il rêve d’être un
de plus dans cette société, de ne pas être privé de ses aspirations parce qu’il
est pauvre et étranger.
Nous cheminons aussi avec Pepe l’effronté, qui sort de
prison, fier d’avoir « payé » pour le mal qu’il a fait ; Il n’a
pas honte d’être analphabète, ni de prier et de demander à Dieu de le protéger.
Il rêve de ne plus rechuter dans la délinquance, de ne pas être manipulé et
abusé une fois de plus. Et d’oublier la vengeance et la violence qu’il a subies
enfant, en espérant être apprécié et qu’on puisse compter sur lui.
Nous avons cheminé aussi
avec Rosa María, dont les mains ne peuvent plus supporter toutes les
charges qui l’accablent, pleines de
résilience - résistance, car elle en a
besoin face aux pièges qui la menacent et
mener une vie de prouesses, dans la solitude, le rejet et tirer le meilleur d’elle-même ; pour
souffrir le mauvais traitement de ses partenaires, l’indifférence de l’entourage
et le désir de ne pas se déshumaniser.
Nous vivons l’amour de
Dieu, quand nous marchons avec Rima, les mains vides ; Elle, qui a
passé des années dans l’anonymat, elle nous apprend à nous sentir
évangéliquement vulnérables et impuissants ; à respecter son silence et
laisser venir le moment où vont jaillir des larmes retenues depuis longtemps, à
cause de ses enfants qui l’ont fait sortir des services sociaux.
J’aurais encore tant de noms et de visages à évoquer pour continuer à parler
de pardon, d’amitié, de solidarité, de vérité, de gratitude, de remerciements !
Nous continuerons d’accueillir et de mettre en chemin ceux qui nous arrivent avec un simple sac de plastique
tout froissé mais débordant d’espérance ; Espérance de l’Avent qui nous
entraine à toute vitesse, sans trainer les pieds et accrochées à la Parole pour
continuer à veiller, sûres que Dieu nait
de la petitesse, de la banalité, Ce Dieu si humain et si proche qui se permet
d’être fragile. Incarné dans notre misère pour que nous puissions le comprendre.
Nous fêterons Noël et assis autour de la même table, nous ne laisserons pas place
à la solitude, même si l’on s’ennuie de sa patrie, même si l’on sent un vide de
ne pas pouvoir embrasser sa mère, si l’on regrette le partenaire qui est au
loin ou le fils absent. Nous continuerons de décorer et meubler ce Noël avec des
lumières, avec la douce chaleur d’un foyer et des chants de Noël. Nous nous
accrocherons à la vraie vie qui naît de la fraternité.
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