ENCUENTRO EN TORNO A LOS VOTOS PERPETUOS, COLOMBIA (III)
Viernes 27 de diciembre
Comenzamos la tercera semana de esta encuentro, encaminamos
la recta final. Por otro lado hemos evaluado la segunda semana, primero de
manera individual y luego en las distintas comunidades. Esta semana el tema que vamos a desarrollar
es el “compromiso para siempre en la Congregación”.
Para ello ha venido a ayudarnos y a darnos unas pistas de
trabajo Carlos Briceño, teólogo y
psicólogo, profesor de la Javeriana de Bogotá.
La primera pregunta que nos lanzo fue ¿por qué están aquí? para desde
ahí ir dando las claves psicológicas para entender lo que significa el “para
siempre”. Nos ha hecho ver cómo para
responder a esa pregunta hay que articular en toda vida tres cosas: el proyecto
de vida, el sentido vital y la conciencia. Si estas tres no están en sintonía
no hay un verdadero compromiso, y no es posible dar un “para siempre”.
Nos ha hecho comprender como para poder dar un “para
siempre”, el hombre ha de saberse un ser biológico, psicológico, social y
trascendente. Y que ha de poner en juego todas estas piezas y no solo una de
ellas, porque el “para siempre” hay que darlo con todo el ser, y no solamente
con una parte.
Terminamos la jornada con varios juegos preparados por el
equipo de “recreación”, que nos ayudaron a conocernos un poco más y a pasar un
buen rato.
Sábado 28 de diciembre
En los próximos tres días vamos a abordar los consejos evangélicos, qué significan,
cómo los vivimos, y a qué nos llevan. Hoy hemos comenzado con el voto de la castidad.
Guiados por una pauta que se presentó al inicio, cada uno
hemos tenido un tiempo de reflexión personal. Tras esto lo hemos compartido
cada uno con su comunidad. Ha sido un compartir rico, que luego se ha vuelto a
abordar en el plenario con todos los hermanos participantes.
Del compartir se podría destacar la importancia de vivir
una sana castidad. Para ello la importancia de vivirlo en comunidad, junto a
los hermanos, que te acompañan y te guían en el mismo proceso, ya que están
viviendo, o han vivido, la misma situación. Ante las dificultades la
importancia de compartirlo a tiempo, para dejarse acompañar.
Algunos se quejaban de que no hubiese parte práctica en
este día, que solo se haya abordado de manera teórica.
Domingo 29 de diciembre
Hoy el voto que nos tocaba abordar fue el de la pobreza.
Tuvimos un primer momento de trabajo personal para analizar lo que nos ayudaba
y dificultaba a vivir este voto, a nivel personal, social y de vida religiosa.
Luego Enrique nos compartió su vivencia personal del mismo, abarcando desde su
familia, y su experiencia en la Congregación. Tras esto volvimos a tener un
rato de reflexión personal a la luz de las Constituciones.
Después de la comida, en lugar de jugar al futbol, como es
tradicional en este encuentro, se jugó un partido de voleibol, donde el equipo
de los padres sufrieron todo el partido, pero acabaron obteniendo la victoria.
Tras una buena ducha, o piscina, retomamos el compartir en
comunidades. Y luego, tras la merienda, compartimos lo expuesto en el plenario.
Del compartir destacamos que estamos llamados a la pobreza,
pero sabiendo que nuestro ser pobres nunca será a la manera de los pobres. Por
suerte, o por desgracia, nunca nos faltará un plato en la mesa o un techo donde
cobijarnos. Nuestro ser pobres es sabernos llamados a ser austeros y humildes,
a ser solidarios con los pobres, y a que ellos sean la opción preferencial de
nuestra vida. Sabiendo que nuestra opción preferencial por los pobres no es
excluyente y que tenemos que estar atentos a todas las realidades de pobreza (en
sentido amplio) que requieran nuestra atención. No podemos caer en el
reduccionismo de reducir el voto de pobreza solo a lo material o los bienes, el
voto de pobreza a de llevarnos a desprendernos de todo, y a no ser de dueños de
nada, ni de nuestro tiempo, ni de nuestra vida, para así poder entregarnos
libremente y absolutamente a los demás.
Terminamos el día viendo la película “Intocable” o
“Amigos”, según la traducción que se haya hecho de la película en cada país.
Lunes 30 de diciembre
Comenzamos en la capilla y tras el desayuno cogimos la
fuerza necesaria para abordar el tercer y último voto: la obediencia. La dinámica
fue similar a la de los otros días, la mañana fue dedicada a la exposición del
voto por parte de Arley y posteriormente al trabajo personal. La tarde fue
dedicada al compartir en las comunidades y en el plenario.
De la reflexión podríamos destacar que aunque le pueda
parece extraño a la gente, el voto de obediencia es el que más nos cuesta, ya que toca la libertad de cada
uno. La obediencia es la que nos hace salir de nosotros mismos, y saber que no
somos dueños de nuestra vida, sino que es Dios, a través de la Congregación,
quien nos guía. Para poder vivir bien este voto es esencial una actitud de
escucha y de fe para poder elaborar un correcto discernimiento para poder saber
lo que Dios quiere de nosotros. No podemos caer en la tentación de pensar que
lo que diga la mayoría es lo correcto o la voluntad de Dios, siempre hemos de
estar atentos para poder escuchar su voz.
Para concluir estos tres días en torno a los votos, en la
Eucaristía nos invitaron a presentar cada uno un signo de lo que había supuesto
la vivencia de los votos.
Terminamos el día viendo la película “Infiltrados”.
Martes 31 de diciembre
El último día del año estuvo dedicado al proyecto de vida. Ya desde la mañana en
la oración se nos invita a tener esto presente. Tras una presentación de Arley
sobre el trabajo a realizar, dedicamos
la mañana a reflexionar de manera personal sobre todo lo abordado en el
encuentro para luego concretarlo en un proyecto de vida. El objetivo era que lo
trabajado en el encuentro no quedase sólo en el recuerdo, sino que también
quedase recogido como proyecto con unos objeticos concretos para los próximos
años, teniendo como horizonte los votos perpetuos. Por lo tarde compartimos en
comunidad lo reflexionado y elaborado en la mañana.
Tras la merienda comenzó el tiempo libre para que cada uno
se preparase como estimase conveniente para el año viejo. La último noche del año la pasamos, primero con una cena
escasa, y luego tras las campanadas, cantando y riendo. Previo a las campanadas
se organizó un concurso con distintas pruebas donde se mostraron los distintos
talentos de cada uno. Cabe destacar que fue el equipo de los formadores el que quedó
en último lugar.
Miércoles 1 de enero
El primer día del año lo dedicamos a descansar. Tras varias
semanas de mucho trabajo los formadores se apiadaron del pueblo de Dios y
decidieron darnos un día de descanso. Cada uno libremente decidió como ocupar
su tiempo. Por lo mañana varios hermanos fueron al cercano pueblo de
Fusagasugá, otros prefirieron descansar y otros pasear. Por la tarde mientras
unos descansaban otros hermanos se fueron a un cercano centro recreacional para
jugar al fútbol y a otros deportes colombianos.
Por la tarde comenzamos el retiro predicado por nuestro acompañante espiritual Martín, quien nos invitaba a
adentrarnos en nuestro interior para profundizar en los frutos espirituales de
este encuentro. Comenzamos así con un silencio mayor que duró hasta la tarde
del día siguiente.
Jueves 2 de enero
Seguimos con el retiro comenzado el día anterior. Por la
mañana se nos invitaba a adentrarnos en la experiencia de Dios en la vida según
los consejos evangélicos, para ello fuimos ayudados en nuestra oración con
textos de varios místicos, entre ellos San Juan de la Cruz.
Por la tarde la meditación estuvo orientada a dar las
pautas para vivir una nueva ascética. La ascesis es un trabajo nuestro ante
Dios, no implica remplazar la gracia, ni tampoco indica que por esfuerzo humano
se acceda a la salvación, sino que es una dinámica espiritual parangonable con
la disciplina de los atletas quienes hacen renuncias específicas para alcanzar
una medalla, pero su mejor galardón consiste en entregar lo mejor de su
condición en la competencia. De igual modo cada creyente ha de realizar
diversos esfuerzos para sacar lo mejor de sí de cara a la búsqueda de Dios. Se
presentan algunas claves para el trabajo ascético: la desintoxicación, es
decir, romper con las inercias que nos llevan; situarse en la paz y caminar en
el bien.
Terminamos el día de retiro en la Eucaristía haciendo
memoria de san Basilio Magno y san Gregorio Nacienceno.
Viernes 3 de Enero
Iniciamos el día con una oración en
la mañana. En la primera sesión de la mañana se hizo una evaluación a través de una pauta presentada por Raúl Pariamachi,
cada uno de los participantes valoró por escrito lo vivido. Enseguida se hizo
una evaluación en plenario de todo el encuentro. Hubo dos visiones; en general
para la mayoría de los hermanos fue una experiencia muy significativa que
generó cuestionamientos y desafíos importantes. Se rescató la calidad de la
casa, la atención y comida variada. Junto a esto se considera que la
experiencia de las pequeñas comunidades fue un espacio de conocimiento y
cercanía que favoreció, en la mayoría el compartir la vivencia de los votos y
los sueños de los participantes. También se valoró positivamente el hecho de
participar en la celebración de la Navidad en las comunidades de las Parroquias
Antonio de Padua (Planadas, el Porvenir y el Diamante), San Damián y Santa
María de la Luz.
También
se presentaron tensiones y discrepancias por la forma de vivir la liturgia. Al
final se constató que no fue posible lograr una cohesión total del grupo.