Friday, February 9, 2018

Ecos de la visita del Papa Francisco en Chile

(15-18 de enero 2018)


René Cabezón sscc Provincial de Chile

Violeta Parra, citada por el Papa en uno de sus homilías en Chile, escribió una canción en el año 1965, ella cantautora y folclorista chilena reconocida en toda América Latina, la que  tituló ¿Qué dirá el Santo Padre que vive en Roma?

Y en esta visita del Papa Francisco por Chile y Perú nos ha dejado impresionado por la calidad de sus discursos y homilías y por algunos gestos que lo caracterizan y que se salen del protocolo, como el parar la comitiva y acudir a ver a una policía (Carabinero) que se había caído de su caballo al espantarse por la algarabía que se produjo por el paso de la comitiva papal.

Y este hermano Francisco nos habló e invitó a ser acogedores de los hermanos migrantes, animó a las mujeres encarceladas a no perder la dignidad, les habló de paz y respeto reciproco a los ciudadanos de Temuco, a propósito de la lucha por las tierras ancestrales de los Mapuches y múltiples actos violentos contra la propiedad, especialmente de las forestales. Y por cierto que habló a los religiosos, religiosas, seminaristas y sacerdotes, y los animó en esta hora de crisis debido  de nuestra iglesia,  debido entre otras cosas a las críticas que se  realizan por los abusos a menores. Nos llamó a no dejar  de lado el testimonio del cardenal Raúl Silva Henríquez como "defensor inclaudicable  a los pobres y la dignidad humana".

Y el episodio más polémico y discutido en los medios de comunicación, fue el respaldo al obispo Juan Barros, acusado por un grupo de víctimas como encubridor de un sacerdote condenado por el propio Vaticano. Debido a esta declaración de apoyo, al terminar su paso por Chile, dejó a muchos laicos y sacerdotes con un mal sabor y en otros muchos, una gran molesta, dolor y pena. Pero desde el avión que volvía a Roma, nos ha llegado su potente mensaje que responde al título de esta canción:" "Debo pedir perdón, porque la palabra "prueba" ha herido a tantos abusados (víctimas)"... Gracias hermano Francisco porque nos enseñas con tus aciertos y también con tus errores. Eso humaniza y dignifica su figura de sucesor de Pedro. A lo mejor a la distancia, solo nos acordemos de este doble episodio, gracia y pecado conviviendo, como es nuestra propia naturaleza, ni más ni menos.



Nicolás Viel sscc  Comunidad La Libertad (Argentina)

El Papa Francisco y el encuentro con los jóvenes
La visita del Papa Francisco dejó “sentimientos encontrados” en la Iglesia y sociedad chilena. Si bien se vivieron momentos muy multitudinarios y emotivos, las declaraciones y gestos del Papa en apoyo a uno de los obispos más fuertemente cuestionados por los casos de abuso, dejó en estado de desconcierto a la gran mayoría. Uno de estos momentos más emotivos y festivos fue el encuentro con los jóvenes en Maipú (donde hay un enorme santuario que recuerda una de las principales batallas de la independencia de Chile). 

En este encuentro el Papa habló a los jóvenes con mucha libertad y valentía. En su intervención invitó a los jóvenes a “madurar espiritualmente”, lo que significa no aceptar ningún tipo de injusticia y ser fieles a los sueños que suscita el evangelio en sus vidas. Utilizando una analogía de la cultura actual los invitó a “estar conectados” con Jesús, ofreciendo una contraseña cotidiana que no se puede olvidar "¿Que haría Cristo en mi lugar?". Sin esta conexión fundamental el corazón empieza a perder fuerza y pasión. Finalmente los invitó a soñar en grande y a ser protagonistas del Chile que sus corazones sueñan, porque la fe es una aventura que vale la pena vivir. El paso de Francisco por Chile y este encuentro en Maipú, fue una verdadera fiesta y una buena noticia para los muchos jóvenes que ahí estuvieron presentes.


 
Guillermo Rosas sscc  Comunidad de Manquehue, Santiago

Chile (un Chile muy distinto al que recibió la visita de Juan Pablo II en 1987) esperó a Francisco con sentimientos que van desde el entusiasmo hasta la indiferencia. El mundo católico, a pesar de estar cada vez más reducido y desencantado de la Iglesia-institución, lo hizo con expectativa y afecto. ¡El Papa es siempre el Papa! Por parte del pueblo sencillo que acompañó todas las calles y veredas por donde pasó, hubo muchas muestras de cariño, y mucho sacrificio de quienes esperaron noches enteras para celebrar la eucaristía con él. Las homilías, discursos y gestos de Francisco fueron tan sugerentes, ricos y cercanos como lo que ya conocemos y amamos de este Papa. Darán aún mucho que pensar y hacer.

Pero la visita se vio gravemente empañada por la exposición mediática del obispo de Osorno, Juan Barros, cuestionado desde su nombramiento por la acusación de pasiva complicidad con los abusos sexuales y psicológicos del conocido presbítero de Santiago, Fernando Karadima, hoy recluido de por vida, con prohibición del ejercicio público de su ministerio. Francisco, urgido por periodistas, apoyó públicamente al obispo cuestionado, calificó de calumnias las acusaciones de las víctimas de Karadima y solicitó pruebas de la complicidad que se le imputa. Sus loables disculpas posteriores no han logrado sanar el desconcierto que esto ha producido en los sectores más críticos del catolicismo chileno, y han dejado como balance una visita paradójica: llena de gestos y palabras admirables, y gravemente manchada por este caso.


Miguel Ángel Concha sscc Párroco de la “Inmaculada Concepción” de Río Bueno.

Quedé con sentimientos variados; por un lado tenía mucha esperanza en que reanimara a la Iglesia Chilena, como institución pública, al tener la oportunidad de mostrar su mejor cara en las celebraciones y encuentros con personas y rostros del dolor del Chile de hoy; debido a lo afectada que está por los escándalos de abuso sexual y complicidad del clero y obispos; cosa que no ocurrió al verse opacada por la actuación del Papa en la situación concreta del obispo Barros, acusado de testigo encubridor, al defenderlo y acusar de calumniosos a las víctimas, a pesar que después en el avión de regreso a Roma, se corrigió en parte de sus palabras; pero no destituyó al obispo que ha hecho tanto daño.  

Me quedo igualmente agradecido del Papa, por sus homilías, que son esperanzadoras, y con la alegría de la gente, su esfuerzo y sacrificio para esperar al Pastor tantas horas y en la fuerza del Espíritu de Jesucristo que habló por los pobres y sufrientes, especialmente Janet y la hna. Nelly de la cárcel de mujeres de Santiago y la tarea de reparar y animar al Pueblo de Dios.


Álex Vigueras sscc

La visita del Papa Francisco fue todo un acontecimiento. La verdad es que es impresionante lo que pasa en torno a un evento así: la emoción de la gente, el cariño que le expresaban a Francisco, la alegría de tenerlo cerca. Para mí fue emocionante.

Personalmente me impresionó la capacidad para conectarse con la gente, de decirles algo significativo para sus vidas, algo que verdaderamente toca el corazón. Me impresiona cómo combina tan bien la sencillez y la hondura.

Sigue fascinándome su manera de ver la Iglesia, fundada en la dignidad y misión de todos los bautizados. En ese sentido es fuerte su interpelación a ser ministros sencillos, conscientes de nuestra fragilidad, capaces de hacer que quienes están con nosotros se levanten, se sientan dignificados. Es atractiva su invitación a un verdadero protagonismo laical.

La Iglesia de Francisco es una Iglesia en movimiento: el movimiento de la renovación, de la búsqueda permanente, del radar para detectar allí donde están los que sufren y de la libertad para salir a su encuentro.

Es verdad que hacia el final la visita nos dejó con un sabor amargo, por su incomprensible postura de no creerle a las víctimas abusadas por el sacerdote Fernando Karadima, que acusan a Mons. Juan Barros, obispo de Osorno, como encubridor. Pero, ya vemos como un fruto de la visita el envío de Mons. Charles Scicluna, arzobispo de Malta, que tiene la misión de recabar el máximo de información al respecto. Es una brisa de aire fresco que nos devuelve la esperanza.



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