Reconciliación y Reparación – experiencias en el marco del intercambio juvenil de Lahnstein (Alemania) – Peja (Kosovo).
Réconciliation et Réparation – quelques expériences dans le cadre de l'échange entre des jeunes allemands de Lahnstein et des jeunes kosovars de Peja.
Reconciliation and Reparation – some experiences during the youth exchange between Lahnstein, Germany and Peja, Kosovo
Ludger Widmaier sscc, Germany
Ha tenido la experiencia de 10 años de intercambio entre jóvenes de Alemania y de Kósovo.
He
has 10 years of experienced with exchange and encounter between young people
from Germany and Kosovo.
Il a connu 10 ans d'échange
et de rencontre entre les jeunes de l'Allemagne et du Kosovo.
El Kosovo es un pequeño país de
1,8 millones de habitantes en los Balcanes. Encerrado por la política actual, ya
que es reconocido por una serie de estados pero no lo es por otros; los
habitantes no pueden viajar fácilmente en Europa, ni siquiera para visitar la
herencia cultural de la humanidad ... Un país joven pero dividido profundamente
por las secuelas de la guerra de independencia y por las persecuciones étnicas
entre serbios y albaneses, y diferentes pequeños grupos que quedaron en el
medio (romaníes, ashkalí, turcos, croatas etc.). Divididos también entre
ortodoxos (en su mayoría serbios) y albaneses (en su mayoría musulmanes; con
albaneses católicos y otros grupos religiosos pequeños en medio. Un país que
está tirando por un lado a la cultura abierta y libre de Europa Central y
Occidental, y también por otro lado hacia una cultura tradicional musulmana de
Medio Oriente, turca y árabe.
El intercambio juvenil entre los jóvenes de Lahnstein y Peja quiere ser un
apoyo para construir la paz y el espíritu de respeto y amistad más allá de los
límites étnicos, religiosos o nacionales. El Centro Juvenil "Atë Lorenc Mazrreku" en la parroquia católica
de Sta. Catalina fue fundado
precisamente para facilitar a niños y jóvenes esta experiencia de paz, respeto
y amistad. En este contexto se encuentran tres
pequeñas experiencias de reconciliación y reparación que quisiera compartir
ahora.
I. Estamos con unos jóvenes kosovares y alemanes en el patio del Centro Juvenil, (Peja, Kosovo) detrás
de la Casa Parroquial, donde vive el
sacerdote del lugar. Se acerca el sacerdote
kosovar a nuestro grupo y saluda dando la mano a todos los presentes y
presentándose él mismo. Todos responden a este saludo y se presentan con sus
nombres y apellidos. Entre los jóvenes albaneses, como es costumbre en el
Centro Juvenil, se encuentran tanto católicos como musulmanes. Uno de los
jóvenes musulmanes lleva el mismo apellido que un conocido imám, predicador de
odio, en la ciudad de Peja. En idioma albanés – para que los alemanes presentes
no lo entendiéramos – insulta al pobre
chico. Cosa que deja a todos los kosovares presentes sin palabra. En el
transcurso del encuentro, este mismo joven se da cuenta que la iglesia católica
no está simplemente representada por este cura que insulta, sino que la amistad
de los jóvenes alemanes y sus acompañantes sacerdotes representa a la iglesia
católica de la misma manera o más que el sacerdote kosovar que lo había
insultado, aunque no era ni siquiera familiar del predicador musulmán de odio...
Esta experiencia de reconciliación, e incluso de reparación fue sin duda
significativa, porque el joven sigue en comunicación y contacto tanto con
algunos jóvenes de Lahnstein como conmigo.
Llega entonces el viernes, día de oración
comunitaria de los musulmanes, y piden que – por lo menos – se les facilite la oración en una mezquita. En
la tarde temprana del viernes, después de las actividades de la mañana, dos
acompañantes adultos llevan a los dos a una mezquita en Koblenz, cerca de
Lahnstein. Se quedan esperando hasta que los dos hayan terminado su oración del
viernes y un pequeño encuentro e intercambio con la comunidad musulmana
paquistaní. Después vuelven al grupo, que está por empezar una misa junto a los
abuelitos con quienes habíamos compartido la mañana de este día. Están
presentes en esta misa (aunque se les había dicho expresamente que hicieran lo
que les fuese más cómodo, y que no se sintieran obligados a compartir la misa).
Lo hicieron a gusto, y nos explicaron que estaban sorprendidos de nuestra
actitud de apoyo para ir a rezar en la mezquita. Les explicamos que no lo
hicimos a pesar de ser cristianos, sino porque lo somos, que el
respeto a las personas implica también el respeto a la libertad religiosa – y
que solo hemos hecho lo que habríamos esperado de ellos si estuviéramos en su
lugar. La situación tensa se terminó entonces y la amistad volvió más profunda
porque comprendieron que la fe cristiana no es una actitud de ataque a su fe
musulmana sino se basa en el respeto y la amistad con la otra persona.
Experiencia de reconciliación – capaz que incluso de reparación de ideas
erróneas.
III. Estamos
con los jóvenes alemanes en la casa de las hermanas Vicentinas en Peja, Kosovo.
Les agradecemos a las hermanas por albergarnos durante diez años cada vez que
venimos a su casa de retiro – que está en el patio de la casa de su convento.
Después las hermanas nos dicen que el Kosovo necesitaría una presencia
constructora de paz y amistad como la estamos llevando durante nuestras visitas
– pero una presencia permanente. Me
hizo recordar lo que en la mañana de nuestra visita a Msgr. Doda Gjergji, Administrador Apostólico del Kosovo, nos dijo: el
gran desafío de la sociedad kosovar es la reconciliación entre albaneses
musulmanes y católicos con los serbios ortodoxos; y que al mismo tiempo la
sociedad kosovar está en peligro de una creciente influencia fundamentalista
musulmana que puede dividir la sociedad. Me causó una impresión grande que las
hermanas Vicentinas se animaran a pedir que este estilo de presencia
reconciliadora y reparadora pueda implantarse para el bien de la gente, tanto
católica como no-católica.
Las experiencias de reconciliación e
incluso de reparación que sanan heridas pueden parecer muy pequeñas, casi
insignificantes. Para los tres jóvenes han sido importantes – tanto que me
hicieran saberlo. Y para las hermanas Vincentinas incluso tanto que pidieran
que establezcamos una presencia permanente en el Kosovo.
Fotos: Gabriel
Klaedtke
Reconciliation
and Reparation – some experiences during the youth exchange between Lahnstein,
Germany and Peja, Kosovo
Kosovo
is a small country of about 1.8 million inhabitants in the Balkans. The country is closed off
by present day politics, since it is recognized by a series of states and not
recognized by other. The inhabitants cannot travel easily in Europe not even to
visit the cultural heritage of humanity. This young country is profoundly divided as a consequence of the war
of independence: the ethnic persecutions between Serbs and Albanians, different
small groups in in the middle (Romani, Ashkali, Turkish, Croatian and other
people), divided as well into Orthodox
(with a Serbian majority) and Muslim (with an Albanian majority), and Catholic Albanians and other small religious
groups in the middle. On one side, the country is drawn to the open and free
culture of Central and Western Europe, but as well to the traditional Muslim
culture of the Middle East, Turkish and Arab.
The youth
exchange between young people of Lahnstein and Peja wants to be a support to
construct peace and a spirit of respect and friendship across ethnic, religious
or national borders. The Youth Centre
"Atë Lorenc Mazrreku" in the parish St. Catherine was founded precisely to give children and young
people the opportunity to experience peace, respect and friendship. In this
context the three experiences of
reconciliation and reparation which I now share, took place..
I.
We were together with some young Kosovars and Germans in the yard of the Youth
Centre (Peja, Kosovo) behind the parish house, where the local priest lives.
The Kosovar priest approaches the
group and shakes hands with all present and introducing himself. Everybody returns
the greeting and they present themselves with their first and family names.
Among the young Albanians, as is usual, there are Catholics and Muslims. One of
the young Muslims has the same family name as a notorious imam, a preacher of
hate, in the town of Peja. In Albanian language – so the Germans present would
not understand – he insults the poor boy,
something that leaves the Kosovars speechless. During the meeting the same
young man comes to realize that the Catholic Church is not well represented by
this insulting priest. The friendship of the young Germans and the priests accompanying
them are more representative of the Catholic Church than the Kosovar priest
insulting him. The young man was not even of the family of the Muslim
preacher of hate ... This experience of reconciliation, and even of reparation
was without any doubt important for the young man. He is still in communication
with some of the young people of Lahnstein and with me.
II.
At the beginning of the Muslim month of fastening the Kosovar group arrives in
Germany. This meeting has become quite complicated because of the themes of
fastening and the presence of Christian signs in the meeting in Lahnstein. During
Ramadan, devout Muslims redouble their attempts to fulfil
their religious obligations. Two young people were especially devout – even more
than is normal with the majority of young Muslims in
the Youth Center. Because the Catholic parish had been so helpful, we asked
them to be present specially at the Sunday mass, even though they could not
share the profession of faith. Both did this with a certain reserve because
they considered that this was not compatible with the sanctity of Ramadan.
So when Friday came, the day of
common prayer of Muslims, the two devout Muslims asked – at least – to get the opportunity to go to a mosque. Early in the
afternoon of Friday, after the activities of the morning, two adult members of
the group bring both to a mosque in Koblenz, a town near Lahnstein. They stay
awaiting until the two finished the Friday prayer and a small meeting and
exchange with the Pakistani Muslim community. Afterwards they returned to the
group Mass was celebrated with the old people with whom we have shared the
morning of that day. They are present in this mass (even though they had been
told clearly that they could do this if they felt comfortable, and that they
should not feel obliged to share the mass). They liked to share the Mass. They
explained that they were surprised by our attitude of being supportive of them to go to the mosque. We explained then that we
didn't do this in spite of being
Christians, but because we are; that
the respect of persons implies as well the respect of religious freedom – and
that we did only what we hoped they would have done if we were in their place.
The tense situation ended then, and the friendship became deeper because they
understood that the Christian faith is not an attitude of aggression against the
Muslim faith but it is based on respect and friendship to other persons. Thus
we had an experience of reconciliation – and maybe even of reparation of
erroneous ideas.
III.
We are with the German young people in the house of the Vincentian Sisters of Peja, Kosovo. We express our gratefulness to
the sisters sheltering us each time we came in their guest house in the
courtyard of their convent these last ten years. The Sisters then tell us that
Kosovo would need a presence of constructing peace and friendship, just as we
are bringing through our visits – but in a
permanent way. This made me remember the morning of our visit to Msgr. Doda Gjergji, Apostolic
Administrator of Kosovo; he told us that the big challenge of the Kosovar
society is the reconciliation between Albanians, Muslims and Catholics with the Serbian
Orthodox people; and that at the same time the Kosovar society is in danger of
the growing influence of fundamentalist Islam that can divide the society. I
was deeply impressed that the Sisters of St. Vincent would dare to ask to
implement this style of reconciling and reparatory presence for the good of the
people, Catholics and non-Catholics.
These experiences of the
reconciliation and even of reparation that cure wounds may seem to be small,
nearly insignificant. For the these young people, the experiences have been important – as much as
they brought me to see it. And the Sisters of St. Vincent even found it so
significant that they would ask to establish a permanent presence in Kosovo.
Réconciliation
et Réparation – quelques expériences dans le cadre de l'échange entre des
jeunes allemands de Lahnstein et des jeunes kosovars de Peja.
Le Kosovo est un pays petit de 1,8 millons
d'habitants aux Balcans. Encerré par la politique actuelle – car il est reconnu
par une serie d'états et non reconnu par des autres, les habitants ne peuvent
pas voyager facilement en Europe est même pas rendre visite à l'héritage
culturelle de l'humanité ... Un pays jeune mais divisé profondemment par les
conséquences de la guerre d'indépendance et les persecutions ethniques entres
serbes et albanais, et avec différents groupes petits qui sont resté au milieu
(gitans, ashkalí, turcs, croates etc.), divisé ausi entre orthodoxes (serbes en
majorité) et musulmans (en majorité albanais), avec des albanais catholiques et
d'autres groupes religieux petits au milieu. Pays encliné d'une part à la
culture ouverte et libre de l'Europe Centrale et Occidentale, et aussi à une
culture traditionnelle musulmane de Moyenne Orient, turque et arabe.
L'échange de jeunes entres Lahnstein et Peja se voudrait être une aide
pour contruir la paix et l'esprit de respet et d'amitié au-delà des limites
éthniques, religieuses ou nationales. Le Centre
de Jeunes "Atë Lorenc Mazrreku" dans la paroisse catholique de Ste. Catherine a été fondé précisemment
pour faire possible aux enfants et jeunes cette expérience de paix, de respect
et de l'amitié. En ce contexte se trouvent les
trois petites expériences de réconciliation et réparation que je voudrais
partager maintenant.
I. Nous
nous trouvons avec quelques jeunes kosovars et allemands dans la cour
intérieure du Centre de Jeunes (Peja, Kosovo) derrière la Maison Paroissiale, ou le prêtre du lieu habite. Le prêtre kosovar se rapproche à notre
groupe et salue aux présents en leur donnants la main et en se présentant
lui-même. Tous répondent et se présentent avec leur prénoms et noms de familles
– entre les jeunes albanais, comme d'habitude au Centre de Jeunes – il y a des
catholiques et des musulmans. Un des jeunes porte le même nom de famille comme
un imame connu à Peja, prêcheur de haine. En langue albanaise – porque les
allemands présents ne le comprennions pas –
il insulte au pauvre jeune. Ce qui rend muet a tous les kosovars présents.
Au cours de la rencontre, ce même jeune se rend compte que l'église catholique
n'est as simplement représentée par ce prêtre qui insulte, mais que l'amitié
des jeunes allemands et leurs accompagnants prêtres représentent autant ou
encore plus l'église catholique que le prêtre kosovar qui l'a insulté bien
qu'il ne fusse même pas de la famille du prêcheur de haine ... Cette expérience
de réconciliation, et même de réparation était sans doute significative, parce
que le jeune suit dans sa communication et son contact aussi bien avec quelques
jeunes de Lahnstein comme avec moi.
II. Au
début du mois musulman de jeûne, le group kosovar arrive en Allemagne. Cette
rencontre est devenue assez compliqué par le thème du jeûne et par le thème de
la présence de signes chrétiens dans la rencontre à Lahnstein, parceque en Ramadan, les musulmans multiplient les
efforts pour accomplir leur obligations religieux. Deux jeunes sont
particulièrement pieux, plus que le normal au Centre de Jeunes avec sa majorité
de jeunes musulmans. Comme la paroisse cahtolique soutient l'échange à
plusieurs niveaux, nous leur demandanos avec insitance leur présence en mess de
Dimanche, bien qu'il ne compartent la profession de foi. Les deux l'ont fait
avec une certaine réticence parce qu'ils l'ont considéré incompatible avec la
sainteté du Ramdan.
Puis,
arrive le vendredi, le jour de prière communautaire des musulmans,et il
demnandent – au moins – qu'ont leur rende possible la prière dans une mosque. Au début de l'après-midi du vendredi,
après les activités de la matiné, deux accompagnant adultes leurs ammènent à
une mosque à Coblence, proche de Lahnstein. Ils y restent en attendant que les
deux aient terminé leur prière de vendredi et une petite rencontre avec la
communauté musulmane paquistanie. Après, les deux retournent au groupe qui est
en train de commencer la messe ensemble avec des anciens avec lesquels nous avons
partagé la matiné de ce jour. Il sont présent dans la messe (bien qu'on leur
ait dit exprésemment qu'ils le fassent selon ils se sentent à l'aise, et qu'ils
ne se sentent pas obligés à partager la messe). Il se sont senti à l'aise, et
ils nous ont expliqué qu'ils étaient surpris par notre attitude d'appui pour
aller à prier à la mosque. Nous leurs avons expliqué que nous ne l'avons pas
fait bien que nous soyons chrétiens,
mais nous l'avons fait parce que
nous le sommes. Et le respect aux personne implique aussi le respect à la
liberté religieuse – et que seulement nous avons fait ce que nous aurions
espéré d'eux de faire en étant à leur place. La situation dense a terminé
ensuite, et l'amitié est devenue plus profonde parcequ'ils ont compris que la
foi chrétienne n'est pas une attitude d'attaque contre la foi musulmane mais
elle est basée sur le respect et l'amitié avec autrui. Expérience de
réconciliation – peut-être même de réparation d'idées fausses.
III. Nous sommes ensemble avec les jeunes allemands dans la maison des Soeurs de St. Vincent à Peja,
Kosovo. Nous leurs rendons grâce pour nous héberger pentant dix ans chaque fois
que nous venons dans leur maison de retraite – qui se trouve dans la cour de
leur couvent. Après les Soeurs nous disent que le Kosovo auraient bien besoin
d'une présence constructrice de paix et d'amitié comme nous l'apportons dans
nos visites – mais une présence
permanente. Cela m'a fait rappeler que dans la matiné de notre visite à Msgr. Doda Gjergi, l'administrateur
apostolique du Kosovo, il nous a dit que le gran défi de la société
kosovarienne, c'est la réconciliation entre les albanais musulmans et catholique avec les serbes
orthodoxes; et qu'au même temps la société kosovarienne est en danger d'une
croissante influence intégriste musulmane qui peut diviser la société. J'ai eté
impressionné par la demande des Soeurs de St. Vincent qu ce style de présence
réconciliatrice et réparatrice devrait être implanté au Kosovo au bien des
gens, aussi bien catholiques comme no-catholiques.
Les expériences de
réconciliation et même de réparation qui cure des blessures peuvent paraître
bien petit, prèsque sans signigication. Mais pour les trois jeunes ils ont été
importantes – autant qu'ils me l'ont fait savoir. Et pour les Soeurs de St. Vincent
même autant qu'elles demandent établir une présence permanent au Kosovo.
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