Monday, October 28, 2019

Buena Madre, mujer valiente



“No tengáis miedo” (Mt 14, 27) es la expresión con la que Jesús se dirige a sus discípulos cuando estos están en la barca, lejos de tierra, sacudidos por las olas y el viento contrario, y atemorizados por el hecho sorprendente de verlo caminar sobre las aguas. San Juan Pablo II utilizó estas palabras el día que fue elegido Papa y posteriormente en numerosas ocasiones, proponiéndolas como actitud ante la vida. A los discípulos no les resultó fácil acoger la invitación de Jesús y en nuestro tiempo nos puede suceder lo mismo. Hay momentos y situaciones en las que el miedo es inevitable, pero los creyentes no podemos dejar que este sea el sentimiento dominante.

El 23 de noviembre se cumplen ciento ochenta y cinco años de la muerte de Enriqueta Aymer de la Chevalerie, fundadora, junto a Pedro Coudrin, de la Congregación de los Sagrados Corazones. Familiarmente la llamamos la Buena Madre. De ella podemos decir que fue una mujer valiente. Siendo muy joven y viviendo aún con su madre, no dudaron en acoger en su casa a sacerdotes perseguidos, lo que llevó a madre e hija a la cárcel.

Estando presa, se atrevió a pensar más en los demás que en sí misma, ocupándose de las más débiles: su propia madre, la hija del carcelero o una prisionera marginada por las demás. Recobrada la libertad, desafió la prohibición de fundar un instituto religioso en el que entregar la vida a Dios y a los necesitados de su amor. Es capaz de superar las reticencias que inicialmente tiene para compartir sus visiones, una vez que se convence de que es Dios mismo quien le habla a través de ellas. En una sociedad y una Iglesia eminentemente patriarcales, entre los siglos XVIII y XIX, Enriqueta toma parte activa en la organización de una única congregación de mujeres y hombres.


El P. Coudrin llegó a decir de la M. Aymer: “ella es la luz, y yo solamente el candelero que la sostiene... ella es la raíz del árbol, si se la arranca, se le priva de la vida... es más “fundador”

que “fundadora”.


Hoy son muchas las voces que claman por la igualdad de derechos entre mujeres y hombres. Tengamos la valentía de valorar el don que hay en cada ser humano.

(Artículo publicado en revista 21 de noviembre 2019)


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